viernes, 2 de octubre de 2015

El aparato psíquico: vertiente tópica


El aparato psíquico: vertiente tópica

Vertiente tópica

Es aquella perspectiva que tiende a describir los fenómenos psíquicos y a representarlos desde el punto de vista espacial.

El espacio a que se refiere es un espacio virtual, no un espacio real.

Se trata por lo tanto de un espacio hipotético, que de ningún modo podemos ver como una localización (por ejemplo anatómica), es este un punto central que no podemos perder de vista.

Freud mismo compara este espacio virtual (que corresponde a la función psíquica) con ese otro espacio en que se produce la imagen en el microscopio que no coincide con ninguno de los lentes, sino con un espacio intermedio entre los distintos lentes.

Ahora bien, este espacio virtual es un espacio potencial, un espacio que no siendo real puede devenir como tal. Se convierte en real a través de cada una de las acciones específicas que realizamos en el mundo exterior.

Acciones específicas

Entendemos por acciones específicas aquellas que tienden a satisfacer necesidades básicas vitales. Justamente el punto de partida de todo desarrollo psicológico consiste en la posibilidad de satisfacer necesidades (impulsos instintivos), y esto podrá darse justamente a través de las distintas acciones específicas.

Instintos

Los instintos a su vez suponen un incremento de tensión de necesidad dentro del organismo.


Aparato psíquico

Tenemos entonces que estos fenómenos psíquicos están organizados o estructurados en un aparato psíquico, que será por lo tanto la estructura que media entre los instintos y la realidad.

Se distinguen en la obra psicoanalítica dos estructuras u organizaciones, dos modelos de aparato psíquico, que corresponden a lo que corrientemente denominamos la primera y la segunda tópica freudiana, es decir dos teorías del aparato psíquico.

Todo el desarrollo del aparato psíquico consiste, de modo general en la adquisición de huellas mnémicas, que se van organizando de manera particular, tal que nos permitan ir reconociendo y utilizando nuestra experiencia cada vez más compleja, con la finalidad de poder manejar y dominar el mundo exterior, y así poder satisfacer distintos niveles de necesidad, primero los más primitivos, llegando incluso a las necesidades culturales.

Esta organización del aparato psíquico, despliega en forma especial es lo que se llama topografía (topos = lugar, grafía = descripción).

Es el aspecto tópico, topográfico o estructural, si en se tiende a llamar estructural a la segunda teoría sobre el aparato psíquico, aquella que diferencia yo, superyó, y ello. 

Diríamos que son tan tópicas, sistemáticas y estructurales las dos, ya que tanto una como la otra tratan de desplegar en el espacio una estructura, cuyas distintas partes, instancias o sistemas están correlacionados entre sí de una particular manera.

Vemos que el aparato psíquico está dividido en distintos sistemas o instancias, y puesto que se constituye con el objeto de satisfacer necesidades vitales, está sometido al incremento de tensión instintiva, que Freud describe como la exigencia de trabajo que se le impone a dicho aparato psíquico. Por lo tanto esa energía que proviene de la materialidad somática será necesario transformarla en energía psíquica.

Laplanche y Pontalis definen el aparato psíquico como “un término que subraya ciertos caracteres que la teoría freudiana atribuya al psiquismo: su capacidad de transmitir y transformar una energía determinada y su diferenciación en sistemas o instancias”.

A- Organización psíquica

Para lograr una mayor claridad creemos necesario hacer un breve desarrollo respecto de la organización psíquica, a partir de su forma elemental: el deseo, y referirnos después al punto de vista económico y dinámico, antes de continuar con la perspectiva tópica enunciando las dos teorías del aparato.

El deseo

El deseo es la forma elemental a partir de la cual se organiza el aparato psíquico. 

El pasaje de la necesidad biológica al deseo es lo que da cuenta del salto cualitativo dentro del desarrollo de la materialidad orgánica, salto cualitativo que implica un nuevo nivel de organización de la misma: la organización psicológica. El lactante, apenas nacido, siente sus necesidades como incrementos de tensión, una tensión inespecífica, es decir cantidades de excitación que aún no diferencia cualitativamente. Reacciona ante este incremento de tensión con un llano y pataleo que no constituyen un lenguaje, sino que son simples tentativas de descarga de dicha tensión. Sin embargo si la madre lo interpreta como una señal, o forma de lenguaje, por ejemplo que el niño llora y patalea porque tiene hambre, lo alimenta y éste queda satisfecho. A partir de esas primeras experiencias de satisfacción se irá configurando en el niño una estructura asociativa compuesta por los siguientes elementos: La tensión de la necesidad: por ejemplo el hambre. Cada vez que éste vuelva a surgir lo hará acompañada automáticamente por: La percepción del objeto de satisfacción (el pecho) que aparece bajo la forma de alucinación. A la vez, aquellos movimientos reflejos de descarga que acompañaron el momento de la satisfacción.

Estructura asociativa
Está formado básicamente por los tres elementos que constituye el primer deseo, y de modo general el primer hecho psíquico.

En otras palabras es lo que Freud denomina búsqueda de la identidad de percepción.
Cada vez que surja la tensión de necesidad se reactualizará en el bebe una percepción que, bajo la forma de alucinación será idéntica a la percepción producida durante la primera satisfacción de la necesidad.

Dicha percepción (alucinación) otorgará por primera vez cualidad psíquica a aquello que, como tensión de necesidad no era más que mera cantidad. A partir de entonces cada nuevo incremento de tensión de necesidad, se dará bajo la forma de deseo.

Por supuesto que en tanto alucinación, esta identidad de percepción tranquilizar tan sólo momentáneamente al niño con la ilusión de estar experimentando la satisfacción deseada, pero le será insuficiente para calmar ese deseo. Esto exigirá el logro de la identidad real (no mera alucinación), con el objeto de satisfacción original, en otras palabras la necesidad organizada ya como requiere necesariamente una acción específica. Ello implica la modificación de las circunstancias reales que se oponen al logro de dicha satisfacción.



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