miércoles, 2 de diciembre de 2015

Teoría de las pulsiones: modelos y definiciones


Teoría de las pulsiones

La pulsión remite en Freud, siguiendo a O. Massotta, a dos subcampos teóricos que convienen distinguir:

A) Por un lado al gran modelo pulsional que se constituye en necesidad epistemológica en la medida que hace depender la neurosis y el conflicto psíquico de la teoría del dualismo pulsional.

B) Por otro lado, a la doctrina de las pulsiones parciales.

Primer modelo

La pulsión = TRIEB, aparece por primera vez en 1905 en “Tres ensayos…” y, por medio de la pulsión, Freud intenta abarcar, recortar, aquello que es especifico de la sexualidad humana. Y tal especificidad exige un modelo dualista, puesto que se trata de aislar las pulsiones sexuales de otro tipo de pulsiones.
Diferenciar aquello que pertenece al Eros de lo que se vincula a la relación del individuo y del medio.
Hambre y amor no son equivalentes entre sí, sino que ilustran las diferencias entre las tendencias a la conservación del individuo por un lado, mientras que por el otro el amor se enlaza a la sexualidad.
En la época de “Tres ensayos…”, apuntalaba el modelo pulsional con el primer modelo de la defensa, allí donde las representaciones penosas ligadas siempre a la sexualidad (el síntoma es la vida sexual de los neuróticos) son disociadas de tráfico asociativo por obra de un yo que se opone a la sexualidad.

¿Y qué es este Yo? Según el modelo más simple de la defensa:


El Yo es un conjunto de representaciones que mantienen entre sí una relación de coherencia (aquello que Lacan llama la masa ideacional del Yo).
Cuando tal coherencia no puede ser mantenida en la medida que surgen representaciones penosas contrastantes, y no pueden ser incorporadas por el vínculo que liga al conjunto, el Yo como agente de la represión produce la escisión psíquica, a través de la constitución de un grupo psíquico separado.

Freud insiste en toda una serie de trabajos, con lo siguiente: que el contenido de las representaciones rechazadas por Yo pertenece al orden de la sexualidad.
Pero recién en este período comienza a criticar la idea médica que identifica genitalidad y sexualidad tendiente a la reproducción de la especie a través del acoplamiento de los genitales correspondientes de individuos heterosexuales, y el surgimiento de dicha sexualidad en la pubertad.
Los motivos de la represión según el primer modelo resultan exteriores al sujeto: Lo que Freud llama la masa ideacional del Yo, este conjunto coherente de representaciones parecieran tener que ver con una norma social moral.
Habría una red de normas y valores culturales que se encarnarían en el individuo a través de su Yo, en conflicto con una sexualidad que sólo puede expresarse sintomáticamente.

Este primer modelo resulta útil en relación a:

1.     Permite imaginar una génesis precisa de la sexualidad a través de la erogeneización que, debido a la indefensión y la inmadurez biológica del infante humano, éste queda ligado imprescindiblemente a los cuidados de la madre o sustituto. Freud produce allí su concepto de ANLEHNUNG, anaclisis o apuntalamiento. La sexualidad nace apoyada en los bordes exteriores del cuerpo, que cumplieron una función biológica.
2.     Desarrolla el dualismo pulsional al dividir a las pulsiones en:
2.1.  Pulsiones sexuales
2.2.  Pulsiones de autoconservación

Pero si la ANLEHNUNG, la sexualidad que nace apoyada en aquellos lugares orificios corporales que sirven a funciones de autoconservación, nace así, es porque se sostiene mal.

En 1911, con su texto “Trastornos psicogenéticos de la visión”, ya no se trata de pulsiones sexuales versus pulsiones de autoconservación o del Yo, fusionando de esta manera el modelo pulsional con el primer modelo de la defensa.

Si el Yo como masa ideacional, conjunto coherente de representaciones que tienen que ver con una norma social cultural, se opone a la sexualidad, aparece la oposición Cultura versus sexualidad. Pero la pregunta que surge es ¿qué hay en la sexualidad que torna peligrosa para la cultura?

En 1911, cuando homologa las pulsiones de autoconservación a las pulsiones del Yo: ¿se trata de entender que la expresión alude al núcleo de tendencias e impulsos a la conservación de la vida, la adaptación a medio, la homeostasis con los valores de la cultura?
Cuando Freud habla de las pulsiones del Yo, no lo haría para entronizar las llamadas “funciones de relación” del yo tales como la atención, la memoria, el uso sano de los órganos, sino que siguiendo la temática que lo preocupa en 1911, con su texto “Trastornos psicogenéticos de la visión”, parece difícil suponer que pueda haber alguna zona del Yo libre de conflictos, lo que se trata es de arraigar al Yo y a sus funciones (puesto que las incluye) en las pulsiones. De lo que se trata, intentando mantenernos fieles a la intención del autor, es de convertir a este estado de “funciones” en función de la libido.
Para entender la ceguera psíquica hay que partir del reconocimiento de que el ojo sirve a dos fines. Uno tiene que ver con las alteraciones del mundo externo y sus objetos, función ligada a la vida; pero también dice Freud que los ojos observan y apresan las cualidades del objeto erótico y conducen su elección.

Resumiendo
Primera teoría de las pulsiones 

Aparece claramente explicitada en 1915 (Las pulsiones y sus destinos), y las divide en:
  • pulsiones de autoconservación y 
  • pulsiones sexuales (hambre y amor)

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Segundo modelo

Pero la antítesis que surge entre las funciones de conservación de la vida del individuo indiscernible de su medio cultural, y las pulsiones sexuales, no parecen conformarlo.
“Podemos preguntarnos si el sojuzgamiento de las pulsiones sexuales parciales, impuesto por las influencias de la vida, es suficiente por sí solo para provocar los trastornos funcionales de los órganos o si han de preexistir además circunstancias constitucionales que impulsen a los órganos a exagerar su papel erógeno y provoquen con ello la represión de las pulsiones”.
La pregunta que surge es qué se entiende por circunstancias constitucionales.
No hace sino designar en Freud una dificultad teórica, que en ese momento de construcción de la teoría se vuelve límite.
En ese sentido señalábamos, siguiendo a Massotta, que el Yo como paquete de funciones se convierte en función de la libido.

Resumiendo:


  • Formulada en 1920 (Más allá del principio del placer)
  • Las divide en: 

  1. pulsiones de vida 
  2. pulsiones de muerte (más literariamente, Amor yDiscordia). 
  • Como se ve, la teoría de las pulsiones en Freud fue, salvo en muy breves periodos de duda, es siempre dualista.
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Diferentes definiciones de libido en la obra de Freud

La libido es definida como la energía misma del deseo sexual, con lo que se afirma que el deseo sexual es energético.



  • En 1914, con su texto “Sobre introducción al Narcisismo”, las dificultades del cualismo pulsional se agudizan.



a) la teoría de la libido habla de una energía, la libido, que carga y descarga objetos, y la teoría de las pulsiones pone el énfasis en elementos llamados pulsiones, que buscan descargarse;

b) A grandes rasgos la libido es, en la primera teoría de las pulsiones, la energía de las pulsiones sexuales, y en la segunda teoría, la energía de las pulsiones de vida.

Desde el año 1908, Freud presionado por los trabajos de la Escuela de Zurich y por las investigaciones de Abraham, estudia la psicosis y sienta las definiciones psicoanalíticas siguientes:

Parafrenia:
Retracción de la libido del Yo.

Psicosis:
Incapacidad de ocupar libidinalmente los objetos extraños al Yo.
Estos casos son los testimonios de un sujeto atrapado por su libido, imposibilitado de salir del narcisismo.
En el caso Schreber, Freud había señalado que entre el autoerotismo y la elección heterosexual de objeto habría una etapa intermedia en la que el sujeto se toma a sí mismo como objeto sexual y lo denomina narcisismo.

Havelock Ellis, Paul Nacke –autores de los catálogos sexuales de fin de siglo-, habían hablado de la perversión del individuo que “toma como objeto sexual a su propio cuerpo y lo contempla con agrado, lo acaricia y lo besa, para llegar a una completa satisfacción”. Pero ese fenómeno que se vuelve manifiesto en la psicosis y en la perversión remite como fenómeno secundario a un momento constitutivo del sujeto.

Narcisismo

El autoerotismo, anarquía pulsional que hace del niño un perverso polimorfo, se transforma en narcisismo (síntesis de las pulsiones parciales) por un nuevo acto psíquico que tiene que ver con la constitución del Yo. Ese nuevo acto psíquico tiene que ver con una identificación que hace a la ecuación cuerpo = falo.
Si los orificios del cuerpo que cumplen funciones biológicas se transforman en zonas erógenas, lugares a donde puede ir a parar la energía del deseo, es porque hay un circuito en cuestión. El secreto de este circuito es el narcisismo.

Si el narcisismo es el amor a la imagen de uno mismo, de la satisfacción de la necesidad a la inscripción de la zona erógena debe mediar la mirada y las caricias del otro, que inviste libidinalmente el cuerpo del niño.
(Los casos de hospitalismo, en el cual el niño es atendido y alimentado por distintos personajes pero igualmente entra en depresión anaclítica y finalmente al marasmo y la muerte, son ejemplificadores de lo que está en juego no tiene que ver con la satisfacción de la necesidad).

Freud dirá entonces: “que el narcisismo no sería ya una perversión sino el complemento libidinoso del egoísmo del instinto de conservación, egoísmo que atribuimos justificadamente a todo ser vivo”.
En esta definición de lo que se trata es de no perder el gran modelo pulsional al mismo tiempo que la manera de entender la represión.

Si la libido se entroniza en el Yo, la crítica de pansexualismo que se le hace al psicoanálisis es válida.
Por otro lado está la polémica con Jung en el plano del monismo que éste plantea, donde la libido no es sino energía psíquica.

Si el yo ha sido libidinizado, ¿cuál es el lugar de las tendencias y pulsiones no sexuales?

En 1914, la teoría de las pulsiones se desmorona.

Freud reemplaza el antiguo dualismo por libido del Yo versus libido objetal, oposición que está lejos de agotar todos los componentes.
Hemos visto que recaen en el Yo componentes no libidinales de egoísmo.

Entre 1914 y 1920, la preocupación de Freud parece recaer en estos componentes no libidinales, que son el residuo, el resto que deja el trabajo sobre el narcisismo.
El vacio está relacionado con el vinculo, el nexo que vincula la agresividad con el narcisismo.

Desde 1900, Freud ha ido descubriendo los juegos significantes en el suelo, en el chiste, sus
desplazamientos y su dialéctica que introducen una racionalidad allí, donde hasta ese momento sólo se trataba de actos sin sentido. Se trata entonces del destino de esa racionalidad que introduce en las que Lacan llamaba formaciones del inconsciente, tales como los sueños, los síntomas, los lapsus, el chiste y estos agujeros o vacios a los que asintomáticamente la teoría se va acercando.

En 1915 Freud escribe el texto “Las pulsiones y sus vicisitudes” , en donde vincula las tendencias agresivas a las pulsiones yoicas.

Si en “Introducción al narcisismo” se construye el destino del objeto en relación con la libido yoica, aquí se trata de la relación de la libido con el odio.
El objeto aparece con el narcisismo primario, cuya actividad es el autoerotismo, para satisfacer las pulsiones de conservación; simultáneamente se hace presente lo contrario del amor: el odio.
Si bien Freud hasta ese momento no había negado la existencia de omponentes agresivos ligados a actividades eróticas, les había negado estatuto pulsional.
En 1908, Adler se le había adelantado y así lo reconocerá Freud en la “Historia del Movimiento Psicoanalítico”.

En “TEORIA DE LA LIBIDO” (1923), Freud llega a sostener que la libido es un concepto de la teoría de las pulsiones.

En  CONFERENCIAS DE PSICOANÁLISIS (1932), dice Freud:

“La teoría de las pulsiones es, por así decirlo, nuestra mitología. Las pulsiones son seres míticos, grandiosos en su indeterminación”.


Definición de pulsión

Examinaremos aquí la definición de pulsión, su diferencia con el instinto, y los 4 componentes básicos de la pulsión según Freud.

PULSION

Proceso dinámico consistente en un empuje (carga energética, facto de motilidad) que hace tender al organismo hacia un fin. 
Según Freud, una pulsión tiene su fuente en una excitación corporal (estado de tensión); su fin es suprimir el estado de tensión que reina en la fuente pulsional; gracias al objeto, la pulsión puede alcanzar su fin (Laplanche, 324). 

En “ESQUEMA DEL PSICOANALISIS(1938), Freud afirma: “llamamos pulsiones a las fuerzas cuya existencia postulamos en el trasfondo de las tensiones generadoras de las necesidades del ello”.

Al preguntarse Freud si la pulsión es una fuerza somática o una energía psíquica, responde que se trata de un concepto límite entre lo psíquico y lo somático (Freud,TRES ENSAYOS SOBRE UNA TEORíA SEXUAL). Recurrirá al concepto de REPRESENTANTE para explicar esta situación (véase más adelante). entendiendo por tal una especie de delegación enviada por lo somático al psiquismo (Laplanche, 326).

Un concepto muy relacionado con ‘pulsión’ es ‘instinto’. El primero es un concepto del psicoanálisis, y el segundo un concepto clásico de la biología:



En Pulsiones, determina la anterioridad del sadismo con respecto al masoquismo y los liga a partir de la estructura íntima de la pulsión: vuelta contra la propia persona y la conversión en lo contrario (de los otros destinos de la pulsión = SCHICKSAL, represión y sublimación, tratará en otra arte de su obra; aquí se ocupa de la vuelta contra la propia persona, conversión en lo contrario). El sadismo no es sino el resultado de una relación primaria, prototípica, que tiene que persona?ver con el control de su propio cuerpo a través de la musculatura. No existe a fin de causar dolor. Se trata de una tendencia activa hacia el mundo exterior, presidiendo la aparición y constitución del sadismo. Obviamente existe una distancia entre la pulsión de dominio (para adquirir el control de los propios miembros) y lo que constituirá la esencia del sadismo, el goce del dolor del otro.

Sin esta dirección de la tendencia, no es posible hablar de sadismo. Para que el dolor sea experimentado es necesario que se transforme en masoquismo. Recién allí, el sádico por identificación con el masoquista buscará el dolor como satisfacción.

Como síntesis es necesario afirmar que no hay sadismo sin experiencia masoquista.
¿Qué es lo que haría entender por ese retorno al propio sujeto que tiene que ver con el fin pulsional en la transformación de lo contrario y con el cambio de objeto, en la orientación contra la propia persona?

A lo que parece referirse Freud, es que lo prototípico de la pulsión tiene que ver con un trazado, la forma de un recorrido de ida y vuelta.
“Si la pulsión puede satisfacerse sin haber alcanzado lo que, con respecto a una totalización biológica de la función seria la satisfacción en su finalidad de reproducción, se debe a que es pulsión parcial, y que su fin no es otro que ese retorno en circuito”.
Si el objeto es lo más contingente en lo que se refiere a los elementos de la pulsión (presión, fuente, objeto, fin) el trazado que realiza la pulsión no hace sino bordear la presencia de un hueco.

Así ningún alimento satisfará jamás a la pulsión oral, a no ser contorneando el objeto que eternamente falta.

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