sábado, 30 de enero de 2016

Pulsiones: segunda teoría freudiana



 Segunda teoría de las pulsiones

a) Generalidades
En nuestros artículos anteriores, habíamos hablado de cómo Freud pasó de la primera teoría de las pulsiones a la segunda teoría, y habíamos indicado las principales novedades que incorporaba ésta última: 
a)     entre las pulsiones del yo y las pulsiones sexuales de la primera teoría ya no hay diferencia cualitativa, y son englobadas dentro de las pulsiones de vida; y
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b)     el establecimiento de las pulsiones de muerte, con lo cual el nuevo dualismo pulsional está dado por el par pulsiones de vida-pulsiones de muerte.
Freud introdujo su teoría dual de las pulsiones de vida y muerte en 1920.

sábado, 23 de enero de 2016

Pulsiones: Sublimación


Sublimación

 Se dice que una pulsión se sublima en la medida en que es derivada hacia un nuevo fin, no sexual, y apunta hacia objetos socialmente valorados como la ciencia o el arte (Laplanche, 415). 

Implica esencialmente un cambio de fin, pero también un cambio de objeto (Laplanche, 160).

La sublimación está emparentada pero no es equivalente a la pulsión coartada o inhibida en su fin. Freud parece ver en la inhibición como un inicio de sublimación, pero se preocupó por distinguir ambas cosas: la pulsión inhibida no ha abandonado su fin sexual directo, pero resistencias internas le impiden alcanzarlo, con lo cual se contentan con aproximarse en cierta medida a la satisfacción, lo que explica por ejemplo los sentimientos de ternura, los lazos duraderos de amistad, o los lazos afectivos en el matrimonio, nacidos originalmente de la atracción sexual (Laplanche, 54).

El 4º componente de la pulsión es el objeto. Esta palabra puede designar dentro del psicoanálisis tres cosas: 
- como aquello que el sujeto percibe y conoce (lo que se ve en la segunda tópica, cuando se habla de las funciones del yo como percibir, etc.), 
- como aquello que se ama o se odia (que se ve en la teoría de la libido, donde al respecto se usa el adjetivo ‘objetal’), y finalmente 

- como correlato de la pulsión. Este último sentido es que aquí nos interesa.


martes, 19 de enero de 2016

Pulsiones: Fin



Fin

El fin o meta pulsional es la actividad hacia la que empuja la pulsión y que conduce a una resolución de la tensión interna; esta actividad está sostenida y orientada por fantasías (Laplanche, 159). 

El fin de un instinto es su satisfacción, y para ser más precisos, el acto estrictamente específico de descarga que elimina el estado físico de excitación y origina, con ello, la satisfacción (Fenichel, 74).

Vemos así la relación entre fuente y fin: la excitación de la zona erógena (fuente) genera una tensión que debe ser descargada (fin).

La emoción que acompaña a la descarga de la pulsión se llama satisfacción (Rycroft, 104).

Asimismo, se llama motivo a aquello que impulsa a una persona hacia un fin o una meta (Rycroft, 78). 
Esta definición, muy general, puede referirse a factores externos (incentivos) o internos (pulsionales). En el contexto de la teoría de las pulsiones sólo nos interesan estos últimos.

Si el fin de una pulsión de autoconservación es un acción específica que elimina un estado de tensión producido por una necesidad, localizable en una zona del cuerpo (por ejemplo boca) y que exige una realización efectiva (por ej. comer), el fin de la pulsión sexual es más difícil de determinar, ya que halla su satisfacción en una función vital que le sirvió de soporte pero profundamente pervertida (separada del fin original) en relación a aquella función vital. En este desplazamiento se inserta una actividad fantaseadora que puede incluir elementos a menudo alejados del prototipo corporal (Laplanche, 161).

Según su fin, las pulsiones pueden ser:
la pulsión de ver, la pulsión de apoderamiento, etc. (Laplanche, 331), donde los fines son mirar y apoderarse. 
La denominación del tipo ‘pulsión de ver’ apunta al fin, y la denominación del tipo ‘pulsión oral’ apunta a la fuente, pero obviamente estas últimas tienen también su fin, por ejemplo succionar (Laplanche 159-160), así como la pulsión de ver tiene también su fuente (el ojo como zona erógena).

Ejemplos más fundamentales de fines pulsionales son los pares antitéticos actividad-pasividad, como por ejemplo mirar-ser mirado (para la pulsión escoptofílica o pulsión de ver).

Actividad - Pasividad

 Uno de los pares antitéticos fundamentales de la vida psíquica. Especifica determinados tipos de fines pulsionales. Desde un punto de vista genético, la oposición activo-pasivo figuraría en primer lugar con respecto a oposiciones ulteriores en las cuales viene a integrarse aquélla: fálico-castrado, masculino-femenino (Laplanche, 8).

Par antitético: Término frecuentemente utilizado por Freud para designar algunas grandes oposiciones básicas, ora al nivel de las manifestaciones psicológicas o psicopatológicas (por ejemplo: sadismo-masoquismo, voyeurismo-exhibicionismo), ora al nivel metapsicológico (por ejemplo pulsiones de vida-pulsiones de muerte) (Laplanche, 268).
Hasta aquí vimos que toda pulsión tiene un fin. Pero este fin no es inexorable. Las pulsiones pueden cambiar de fin, y damos aquí tres ejemplos típicos: la transformación en lo contrario, la pulsión coartada o inhibida en su fin, y la sublimación.

Transformación en lo contrario: Proceso en virtud del cual el fin de una pulsión se transforma en su contrario, al pasar de la actividad a la pasividad (Laplanche, 446). Es la conversión directa del amor en odio, y un ejemplo es la actitud con el objeto abandonante en la melancolía (Bodni, 118).

Por ejemplo pasar del sadismo (pegar) al masoquismo (ser pegado), o del voyeurismo (mirar) al exhibicionismo (ser mirado). La transformación en lo contrario es por lo general pasar de la actividad a la pasividad, pero no siempre es así (Rycroft, 116).

Coartado o inhibición en su fin: Califica una pulsión que, por efecto de obstáculos externos o internos, no alcanza su modo directo de satisfacción (o fin) y encuentra una satisfacción atenuada en actividades o relaciones que pueden considerarse como aproximaciones más o menos lejanas del primer fin (Laplanche, 54).

Bodni da un ejemplo: cuando el niño aprendió que el (otro) no es un carretel sino otro niño que va a contestar su violencia, puede defenderse de ello mediante la inhibición de la agresión (Bodni, 118). Sin embargo, los principales ejemplos de Freud tienen que ver con la inhibición de las pulsiones sexuales (véase más abajo).



sábado, 16 de enero de 2016

Pulsiones: Fuente



Fuente

La fuente es de origen interno específico de cada pulsión determinada:
  • ya sea el lugar donde aparece la excitación (zona erógena, órgano, aparato), 
  • ya sea el proceso somático que se produciría en aquella parte del cuerpo y se percibiría como excitación (Laplanche, 167). 
La fuente es el status físico-químico del organismo a causa del cual un estímulo sensorial produce una excitación (FreudLas pulsiones y sus destinos).

Las excitaciones o estimulaciones endógenas son las fuentes de la pulsión. En este sentido interesa la definición de moción pulsional:

Moción pulsional: 

Término utilizado por Freud para designar la pulsión bajo su aspecto dinámico, es decir, en tanto que se actualiza y se especifica en una determinada estimulación interna (Laplanche, 226).


Ejemplos importantes de fuentes de la pulsión son las zonas erógenas y su excitación:

1) Zona erógena

Toda región del revestimiento cutáneo-mucoso susceptible de ser asiento de una excitación de tipo sexual. 
De un modo más específico, ciertas regiones que son funcionalmente el asiento de tal excitación: zona oral, zona anal, uretro-genital, pezón (Laplanche, 475). 
Otros ejemplos de fuente pulsional son la musculatura, para el caso de la pulsión de apoderamiento, el ojo para el caso de la ‘pulsión de ver’, etc. (Laplanche, 168,331). 
En cualquier caso, la fuente tiene siempre un carácter somático. Para que una zona del cuerpo funcione como zona erógena, debe tener erogeneidad:

Erogeneidad: Capacidad que posee toda región corporal de constituir la fuente de una excitación sexual, es decir, de comportarse como zona erógena (Laplanche, 120).
Según su fuente, las pulsiones pueden ser por ejemplo la pulsión oral y la pulsión anal.


martes, 12 de enero de 2016

Pulsiones: empuje


Decíamos en otros apuntes que históricamente, encontramos en la teoría de Freud, dos etapas (Laplanche, 325):

a) 1905 (en Tres ensayos para una teoría sexual): 
- aquí Freud introduce la palabra Trieb, y  señala tres componentes de la pulsión: fuente, objeto y fin.

b) 1915 (en Pulsiones y sus destinos)
- Introduce Freud el cuarto componente de la pulsión, el empuje, y da una definición Según las traducciones, la expresión ’empuje’ también fue traducida como ‘presión’ o ‘perentoriedad’

Empuje

Factor cuantitativo variable que afecta a cada pulsión y que, en último análisis, explica la acción desencadenada para obtener la satisfacción; incluso cuando la satisfacción es pasiva (ser visto, ser pegado), la pulsión, en la medida que ejerce un ’empuje’, es activa (Laplanche, 114).

El empuje está relacionado con las excitaciones endógenas, no exógenas: de éstas últimas el organismo puede huir, pero de las endógenas (del empuje que ejerce la pulsión) no puede hacerlo (Laplanche, 115). 


El empuje es variable según la época de la vida. Por ejemplo, durante la pubertad el empuje pulsional es mayor.



sábado, 9 de enero de 2016

Pulsiones de autoconservación


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Pulsiones de autoconservación

En relación con las pulsiones de autoconservación se habla también de pulsiones del yo. 

En un primer momento ambas expresiones eran sinónimas, pero luego Freud introdujo una distinción, la que de todas maneras no es tan neta, pues las pulsiones del yo apuntan a la autoconservación del individuo (Laplanche, 345):

PULSIONES DE AUTOCONSERVACION

Término mediante el cual Freud designa el conjunto de las necesidades ligadas a las funciones corporales que se precisan para la conservación de la vida del individuo; su prototipo viene representado por el hambre. Dentro de su primera teoría de las pulsiones, 

Freud contrapone las pulsiones de autoconservación a las pulsiones sexuales (Laplanche, 333).

Si bien toma como prototipo el hambre, Freud parece admitir que hay otras muchas pulsiones de autoconservación vinculadas a las correspondientes funciones orgánicas (nutrición, defecación, emisión de orina, actividad muscular, visión, etc.) (Laplanche, 334-335).


PULSIONES DEL YO: 

Dentro del marco de la primera teoría de las pulsiones (tal como fue formulada por Freud en los años 19101915), las pulsiones del yo designan un tipo específico de pulsiones cuya energía se sitúa al servicio del yo en el conflicto defensivo: son asimiladas a las pulsiones de autoconservación y se oponen a las pulsiones sexuales (Laplanche, 344).

La contracción ‘del’, en la expresión ‘pulsiones del yo’ significa dos cosas: por un lado son pulsiones que emanan o derivan del yo y son dirigidas hacia objetos exteriores, y por el otro lado son pulsiones que toman al yo como objeto, se fijan a él (Laplanche, 345).
En relación con las pulsiones de autoconservación o del yo (a grandes rasgos aquí las tomaremos como sinónimos),

Laplanche define 3 conceptos freudianos: interés del yo, egoísmo, y concorde con el yo:

INTERES DEL YO

Término utilizado por Freud en el marco de su primer dualismo pulsional: energía de las pulsiones de autoconservación, en contraposición a la libido o energía de las pulsiones sexuales (Laplanche, 200).

EGOISMO

Interés del yo por sí mismo. Suele diferenciarse egoísmo y narcisismo: el egoísmo se define como una catexis por las pulsiones del yo, y el narcisismo como catexis del yo por las pulsiones sexuales (Laplanche, 105).

CONCORDE CON EL YO

Término que sirve para calificar las pulsiones o las representaciones aceptables por el yo, es decir, compatibles con su integridad y sus exigencias.

Las pulsiones concordes con el yo se oponen a las pulsiones sexuales, en la medida en que estas están destinadas a ser reprimidas cuando se muestran inconciliables con el yo (Laplanche, 75).

sábado, 2 de enero de 2016

Pulsiones: destinos de las pulsiones sexuales




Destinos de las pulsiones sexuales

Actividad pasividad

La transición de un instinto de la actividad a la pasividad son los pares antitéticos sadismo-masoquismo y placer visual-exhibicionismo.
Transformación en lo contrario
La transformación en lo contrario alcanza sólo a los fines del instinto.
El fin activo atormentar-ver, es sustituido por el fin pasivo ser atormentado-ser visto.

Transformación de contenido

La transformación de contenido se nos muestra, dice Freud, en el caso de la conversión del amor en odio.

Vuelta contra la propia persona

Aquí lo esencial es el cambio de objeto. El sadismo se transforma en masoquismo al dirigirse contra la propia persona pero sigue siendo el goce activo de la agresión así como en la exhibición, también se mantiene el placer de la contemplación de la desnudez.
Sólo que en este caso .del voyeur: -gozar visualmente del otro-, ahora goza a través de la propia desnudez.