EL
PENSAMIENTO EN EL MEDIOEVO: SU CONTEXTO HISTORICO Y CULTURAL
LA
EPOCA
El hundimiento
del Imperio Romano de Occidente dejando culturalmente congelado al Oriente, el
bizantino sitúa los desarrollos inmediatos del pensamiento en un espacio
predominantemente franco-italiano, con importantes intervenciones británicas y
germánicas.
Cronológicamente
es la Edad Media un gran apagón cultural por el momento pero con una
recuperación más interesante de lo que hicieron creer quienes adoptaron
arrogantemente el rótulo de renacimiento.
Entre lo
medieval y lo prerrenacentista: incluso si moramos a la historia de las ideas
en su encarnación literaria no solo hay mezclas de lo medieval y lo
prerrenacentista sino auténticos saltos atrás: “La divina comedia” de Dante,
situada a principios del siglo XIV, da la imagen canónica del mundo para la
mente medieval con sus tres sistemas de círculos: infierno, purgatorio,
paraíso; ordenación perfecta en correlación simbólica en que el pensamiento se
sistematiza teológicamente.
Tanto la
Edad Media como el humanismo usaban el Latín como lengua cultural, pero para
los humanistas, el medieval era bárbaro y tosco al lado de la ultracorrelación
del suyo.
Para
nosotros requiere un esfuerzo adicional de imaginación situarnos en aquella
mente medieval con diversas lenguas reales para la vida diaria y una sola
lengua internacional para la cultura, una lengua que no era propiamente lengua
muerta, porque llegó adquirir intensidad
incluso dramática en las discusiones universitarias…
PENSAMIENTO
MEDIEVAL
Esta es la
clase constante del pensamiento medieval, su carácter indeleble de teología que
se considera y se quiere cristiana, aceptando como forma obvia de su religión,
ideas y estructuras griegas en la traducción latina.
Las ideas
siempre toman su referencia de partida respecto a la doctrina eclesial
–escolástica- canonizando también como poca crítica toda una amplia referencia
Helénica y dando por supuesto que solo podrían existir en ámbito cristiano. La
descristianización de las ideas –no por ello haciéndose menos religiosas-,
empezará de modo más o menos solapado, con el humanismo y el renacimiento,
entonces la Fe y la Razón o las que había querido sintetizar o por lo menos
hacer colaborar en un reparto de papeles –la filosofía como criada de la
teología-, empiezan a parecer heterogéneas entre sí, aunque compatibles en el
individuo a título personal.
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