miércoles, 18 de marzo de 2015

Spinoza




Historia de la Psicología
Racionalismo

Benito de Spinoza (1632 – 1677)
Breve Biografía
Filósofo Judío-holandés, nacido en Amsterdam en 1632, su verdadero nombre era Baruch. Su familia, procedente de los Monteros (España), se trasladó a Portugal, y por la inquisición emigró a Holanda. Su padre y sus maestros pronto descubren su talento y lo destinaron al rabinato. Pero a Spinoza, a pesar de su profunda Fe religiosa, el dogma de la doctrina judía ortodoxa no le pudo satisfacer, de manera que pronto se encontró en plena oposición con el colegio de rabinos.
Invitado a abjurar de sus opiniones heterodoxas, y al negarse a hacerlo, fue expulsado en 1656 de la comunidad judía, al mismo tiempo que se lo obligó a abandonar Amsterdam.
Vivió en una aldea retirada de Amsterdam, luego en Leyden y en La Haya. Para sustentarse económicamente trabajaba preparando cristales para lentes.
En 1670 publicó su tratado teológico-político, en defensa de la libertad religiosa y de pensamiento, realizando allí críticas al Antiguo Testamento, que suscitaron gran indignación contra su autor. El estadista Juan de Wiff, salió en su defensa pero cuando éste fue asesinado, la situación se tornó peligrosa para Spinoza y tan sólo pudo publicar su “Exposición de la filosofía cartesiana”.  Dicha obra mereció que el príncipe elector del Palatinado, Carlos Luis, le ofreciera una cátedra en la Universidad de Heidelberg, asegurándole plena libertad para poder expresar y escribir sin inconvenientes lo que pensaba. Pero Spinoza sin embargo rechazó la oferta, porque no quería supeditar su libertad espiritual a las ataduras que le parecían inseparables de un cargo académico oficial.
Su ética, su Tratado Político, su Tratado sobre la perfección del conocimiento y su correspondencia, fueron publicadas por sus amigos, como obras póstumas, en 1677.
Falleció como consecuencia de una infección pulmonar, en 1677, a los 44 años.

Su filosofía
Sobre los principios de Descartes construyó Spinoza el sistema más consecuente y riguroso del racionalismo.
En su exposición y demostración emplea el método matemático.
Establece los axiomas fundamentales y deduce de éstos todas sus consecuencias.
De la idea de “Substancia”: lo que es en sí mismo y por sí mismo se concibe, se deduce que sólo hay un Dios, el ser absoluto, infinito y necesario, que lo comprende todo, pues la individualidad se basa en la determinación y toda determinación en la negación.
Dios: es identificado así como el Universo o la Naturaleza: Deus sive natura (panteísmo).
De los infinitos atributos o formas de la substancia, solo dos son accesibles al conocimiento humano:
-      La extensión (mundo corpóreo)
-      El pensamiento (mundo del espíritu)
Ambos pertenecen a la misma esencia de Dios, el orden y conexión de las cosas (Teoría de la Identidad). Todos los seres finitos son modos o afecciones de la substancia.
Dios es la causa de todo ser y de todo ocurrir, y como la substancia sólo puede actuar según su naturaleza, todo se produce con necesidad absoluta (determinismo metafísico).
La conducta ética consiste en hacer prevalecer la razón sobre los sentidos y las pasiones; como el verdadero ser (substancia) de todo lo finito es Dios, la virtud se identifica con la autoconservación: el hombre puede y debe elevarse al conocimiento adecuado de las cosas en su necesidad divina, contemplar y alcanzar así la suprema beatitud: el conocimiento o amor intelectual de Dios.
Por otra parte, Spinoza no estaba de acuerdo con conformarse con explicaciones científicas de las actividades del hombre, sino se empeñaba en determinar el sentido verdadero y profundo de la vida y las relaciones del hombre con el mundo que lo rodeaba.
Su convicción inquebrantable era que estos problemas fundamentales para toda la humanidad, podrán ser resueltos mediante el empleo del método matemático, de una vez por todas y con una seguridad igual a la de las ciencias exactas.
En esta forma la ciencia del alma humana y especialmente la ética llegaría a formar parte integrante de la ciencia del universo. Como demostración de la posibilidad de su intento, la Ética de Spinoza constituye en cuanto a su metodología se refiere, una fiel imitación de la geometría de Euclides, partiendo de un cierto número de definiciones y de axiomas, se procede paso a paso a edificar una doctrina moral coherente y lógicamente fundada.
Su punto de partida lo constituyen las definiciones de los entes que representan “su propia causa”, es decir, de aquellos cuyo concepto incluye necesariamente su existencia: las nociones de substancia, como de aquello que es concebido por sí mismo; de atributos, como de aquellas propiedades de la substancia, sin las cuales ésta no podría existir; y de Dios, como ente absoluto e infinito.
De estos conceptos se deduce en primer término, que no puede haber sino una sola substancia, puesto que si hubiera varias, éstas se delimitarían mutuamente, dependiendo una de las otras, lo que contradice a la definición de substancia. De esto se determina que la substancia debe ser eterna e infinita, y por lo tanto, idéntica a Dios. Así queda motivada la metafísica monista de Spinoza, en oposición al dualismo de Descartes.
Las dos substancias cartesianas: la substancia “pensante” y la substancia “extensa”, se transforman en dos atributos de una substancia única, que es la de Dios.
Dios se encuentra en todas partes y es afectado tanto por los movimientos que tienen su lugar en el mundo corpóreo, como por los que ocurren en la conciencia y a través de la substancia divina pueden influenciarse mutuamente sus dos atributos: el alma y el cuerpo.
La concepción de la idea de Dios
La concepción panteísta de la idea de Dios que Spinoza sostiene, lo ha alejado tanto del judaísmo como del cristianismo.
El Dios de la Biblia es puro espíritu, cuya voluntad ha creado el mundo material.
El Dios de Spinoza es, al mismo tiempo, ser pensante y ser extenso. El mundo no es algo que ha nacido por su voluntad, y se encuentra fuera de él, sino es la manifestación de  su propia naturaleza intrínseca: Dios y la naturaleza son idénticos, o dicho de manera distinta, Dios no es otra cosa que el conjunto de los principios que rigen la naturaleza.
Sobre la base de esta metafísica panteísta, se edifican la psicología y la ética de Spinoza.
La Psicología
Es naturalista.
La vida psíquica también se encuentra regida por leyes ineludibles.
La noción central del “yo” tan fundamental para la filosofía de Descartes, pierde aquí gran parte de su importancia.
La diferencia entre el “yo” y el “tú” se debe únicamente a los vínculos que cada uno siente tener con su propio cuerpo.
El alma individual representa la idea de un cuerpo determinado, es decir, el conjunto de imágenes mentales que reflejan el mundo en sus relaciones con dicho cuerpo.
Concebía a la persona como parte de la naturaleza, dando importancia a la memoria inconsciente, y a los motivos que incidían en la formación de una personalidad inconsciente, y también a las necesidades de “autoconocimiento” objetivo que se alcanza más allá de resentimiento y el conflicto.
La ética
El problema central de la ética de Spinoza se refiere a la personalidad ideal que ha de servir de modelo a la naturaleza humana.
Los dos rasgos que más caracterizan esta figura ideal, son su independencia frente a factores exteriores y la entereza consecuente de su personalidad intrínseca. El primero de estos caracteres es responsable por la firmeza con que sigue su camino elegido, si es necesario contra viento y marea; sin oportunismos ni temores.

Sus pasiones son vencidas por lo que es más valioso en el hombre: la razón tranquila y equilibrada. Mediante ésta se consigue una serenidad de espíritu que lo levanta por encima de todo sufrimiento exterior. En lo que se refiere a las violaciones y los actos de una tal persona, no se podrá observar en los mismos, ni los efectos de pasiones violentas, ni los de un titubeo indeciso, pues todo se hace con calma y seguridad, obedeciendo a una necesidad intrínseca. La misma armonía divina que refleja el mundo en su totalidad, la irradia también el hombre, cuya vida moral obedece a las leyes que la rigen y u constituyen una continuación natural de las leyes del mundo físico. Ha ejercido influencia sobre el pensamiento de Spinoza, la escolástica, y posiblemente, el Talmud judío.


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