lunes, 27 de abril de 2015

Parménides



Historia de la Psicología

Los primeros filósofos griegos

Parménides (515-474 A.C.)

“El devenir se ha extinguido y la destrucción ha desaparecido totalmente”. Para Parménides es nuestro mundo del Devenir una simple apariencia; el Mundo del Ser es la verdad misma.
Parménides no tiene ninguna intención de explicar con su doctrina de lo Ente el mundo natural de la multiplicidad y el movimiento.
La negación de éste lo hace fundador de la metafísica griega.
Lo ENTE es no generado, imperecedero, íntegro, único, inconmovible, temporalmente sin límites y completo; estos predicados muestran claramente la dirección del pensamiento de Parménides: éste tiende a alejarse del devenir, hacia un Ser absoluto que es algo enteramente distinto y considera como su propio y especial logro el haber sacado al Ser del reino de la experiencia inmediata de los sentidos.
Si en Heráclito el proceso de generación y corrupción es una mutua y constante transformación de los contrarios, en Parménides, generación y corrupción se explican de otra manera: la cosa que está presente ya pronto no existirá.
El verdadero Ser no puede tener nada en común con el NO-SER. Ni tampoco puede ser múltiple.
Parménides expuso su doctrina bajo un poema épico, que constaba de dos partes: El camino de la opinión y El camino de la unidad, uno verosímil y el otro fidedigno respectivamente.
La doctrina de Parménides giró alrededor de la naturaleza y función del pensamiento, el cual tenía permanencia, lo que le faltaba a la percepción sensible de que se ocupó Heráclito. Por otra parte, Parménides desconfió de los sentidos: “eran los ojos y los oídos justo los órganos que extraviaban a los hombres”.


Volviendo al pensamiento, en una parte de su poema, Parménides dice: “Pues pensar y ser son uno y lo mismo”. El Intelecto de Parménides lo conduce inevitablemente a una crítica del conocimiento humano. El simple hecho de que se sirve de la imagen de las dos vías para exponer su teoría, muestra cuanto está dominado por este motivo. Esto se ve confirmado por la forma en que se ven las dos partes de su obra, como tratando con la “verdad” y la “apariencia” respectivamente, con lo que sitúa así la metafísica de la primera parte, como la física de la segunda, dentro de una perspectiva epistemológica o crítica. 

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