sábado, 2 de mayo de 2015

Anaxágoras y Demócrito



Historia de la Psicología

Los primeros filósofos griegos

Anaxágoras  y Demócrito

Anaxágoras toma una posición diametralmente opuesta a Demócrito.
En Demótrico tenemos un espíritu analítico, en aquél brilla una clara orientación a la síntesis.
En Anaxágoras ocupa el primer plano lo formado y determina, como ocurrirá en Aristóteles, por ello las mismas homeomerías deben tener también su propia estructura o forma.
La cuestión gira una vez más en torno al problema de fijar dónde hay que poner lo esencial, en lo particular o en la unidad universal y si en esta última, en qué nivel de universalidad.
Este modo de pensar orientado hacia las unidades de sentido, hacia las totalidades formadas, hacia las sustancias, se manifiesta igualmente en la segunda idea fundamental de Anaxágoras, en su Teoría del Espíritu, y a la función que le asigna al respecto del ser y de sus formas.
Decididamente no basta la mera causalidad material, mecánica. Se dan procesos que no tendrían realidad de no mediar intención, una causa final con su peculiar eficacia.
El método analítico que sólo atiende a registrar las partes materiales en un proceso, viene a completarse con el método sintético que toma en cuenta las unidades de sentido, las totalidades y los complejos de orden y de fin. Esta explicación eidética teológica del ser es sólo posible en la suposición y admisión de un principio, que sea tanto de orden lógico como dinámico.
Anaxágoras encuentra este principio en el espíritu, que es a la par pensamiento y voluntad. Es principio del movimiento del todo y a la vez del principio del orden. Es algo infinito, autosuficiente, existe por sí, es omniscente, todo poderoso y lo domina todo.
Anaxágoras es el primer dualista, si bien ha logrado separar con toda nitidez el espíritu de lo corpóreo, pues el espíritu continúa siendo para él, “una materia sutilísima y purísima”.
Lo que añade Anaxágoras a la cosmología no es  esencial. Al comienzo, cuando los eternos estaban aún mezclados, interviene de pronto el espíritu, crea el movimiento e introduce con ello una separación de las cosas, escindiéndose unas de otras y funda así el orden del cosmos.
No es un creador del mundo, sería  solo su arquitecto, y ello no de un modo completo, pues enseguida hacen su entrada las causas mecánicas continuando la acción inicial. La separación indefinidamente se continúa hasta dar por resultado la de un mundo mecánico, necesita un impulso desde afuera para ponerse en movimiento.
Cabe a Anaxágoras en mérito de haber descubierto primero el espíritu con su actividad, su inteligencia y su poder.
Anaxágoras (500 – 428ª.C.), ha de ser leído después de los atomistas, aunque en el tiempo les antecede.
En contacto con él queda en plena vigencia la problemática planteada por el materialismo.
Anaxágoras trajo la filosofía desde Jonia a Atenas, que por cierto recibió malamente a su primer filósofo, pues le envolvió en un proceso de impiedad.
En efecto, había afirmado que el sol no era un dios, sino sólo un acervo de piedras incandescentes.
Anaxágoras tomó la delantera a sus perseguidores y jueces escapándose a tiempo hacia Lámsaco, donde vivió rodeado de fama hasta su muerte. Al condolerse con él, sus allegados, por lo triste que sería morir en tierra extraña, debió responderles que el camino a ultratumba era igualmente ancho en todos los países.

Su obra “Sobre la naturaleza” se vendía en Atenas, según cuenta Sócrates, por una dragma.

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