miércoles, 6 de julio de 2016

Conocimiento: El método fenomenológico



Historia de la psicopatologia

 EL METODO FENOMENOLOGICO

Es conveniente deslindar en una primera aproximación el doble sentido que encierra la palabra “fenomenología”.

Por una parte alude a una doctrina, el idealismo trascendental de Husserl y por otra parte a un método de trabajo rigurosamente articulado. Es en este segundo sentido que nos interesa.
Las bases del método fenomenológico descansan en dos principios complementarios: la epojé fenomenológica y estricto ajusta a lo dado (*).

(*) AJUSTE A LO DADO: Ajuste a lo dado no significa igualar lo dado con la experiencia sensible, error en el que caen algunas corrientes positivistas.


La epojé fenomenológica, es una puesta entre paréntesis de todo presupuesto subjetivo, teórico o de tradición, para de esta manera poder ver los hechos y describirlos sin deformación tan como se muestran.

El segundo principio, volver a las cosas mismas, significa literalmente tomar como objeto de investigación al fenómeno. El fenómeno es lo inmediato cognoscible bajo sus aspectos, con plenitud de evidencia incuestionable.
En otras palabras, un elemento irreductible, original, que aparece en la consciencia una vez realizada la epojé. Si el fenómeno es el objeto, el instrumento para su captación, el acto mediante el cual se llega a penetrar en su sentido constitutivo es la intuición de esencias.
En este acto se da una convergencia de lo universal y lo particular que consiste en la captación de la esencia de un hecho, entendida no como una entelequia sino como experiencia vivida.
Merleau Ponty señala que es un acto concreto “pero en tanto que por medio de mis experiencias concretas aprehende además el hecho contingente una estructura inteligible que se impone cada vez que pienso en el objeto intencional del cual se trata, obtengo por su intermedio un conocimiento que no me encierra en ninguna particularidad de mi vida individual y alcanza así un saber válido para todos” (Merleau Ponty).
Por ejemplo (el ejemplo es de Merleau Ponty) la novena sinfonía no está encerrada en el lapso de tiempo en el cual dura su ejecución, sino que sólo hace una aparición en él, que puede repetirse, tantas veces como sea ejecutada. En un elemento cultural no reductible a su ejecución. La ejecución de la novena sinfonía en mí y la novena sinfonía en sí no son términos idénticos. “De esta manera que si yo lograse separar de mi experiencia todo lo que ella implica o tematizar lo que se ha permitido vivir en ese momento arribo a algo que no es singular, que no es contingente, y que es la novena sinfonía en su esencia” (Merleau Ponty).
Puede advertirse por lo tanto que la experiencia abarca dos aspectos distinguibles: El hecho que vivo y lo que vive por medio de él. En otras palabras, la intuición fenomenológica apunta, a captar la esencia por medio de la experiencia vivida por la cual se nos revela, en un acto personal, como única posibilidad de conocimiento.
La primera tarea que le incumbe a la fenomenología es la descripción rigurosa y exacta de los fenómenos entendida como profundización progresiva de los aspectos de lo real, no para deducirlos unos de otro, sino para determinarlos y definirlos con claridad. Lo así conocido no son las meras apariencias sino los rasgos estables, la esencia de los hechos. (*)
(*) ESENCIA:
En la medida en que Platón consideró las Ideas o Formas como modelos o “realidades verdaderas”, los vio como esencias. Comenzando con Aristóteles un análisis apropiado de la idea de esencia. Quien considera como esencial al qué de una cosa, esto es no que la cosa sea (o al hecho de ser la cosa) sino qué es.
El existir de la sustancia compuesta, escribe Santo Tomás, no es sólo el existir de la forma, no sólo el existir de la materia, sino de su compuesto, la esencia, por otra parte, es aquello según lo cual se dice que la realidad existe. Por ente no sea tan solo la forma sea a su manera la causa de su ser.
La noción de esencia desempeña un papel capital en la filosofía de Hegel. Par quien, el absoluto parece primero como ser, y luego como esencia. “La esencia es la verdad del ser”.
En la actualidad, las dos completas y complejas doctrinas son las desarrolladas por Husserl y los fenomenólogos y por Xavier Zubiri.
Para los fenomenólogos son “unidades ideales de significación” o “significaciones” que se dan a la conciencia intencional cuando esta procede a describir pulcramente lo dado. Son intemporales y aprióricas. Son “universales” no “abstractas” y si “concretas”.


Continuando con lo expuesto vemos que:

Karl Jaspers define la misión de la psicopatología fenomenológica de la siguiente manera:
“La fenomenología tiene la misión de presentarnos intuitivamente los estados psíquicos que experimenten realmente los enfermos, de considerarlos según su afinidad, de limitarlos y distinguirlos lo más estrictamente posible y de aplicarlos términos precisos”.
Se trata por lo tanto, de una descripción única y exclusiva basada en la contemplación del enfermo.
“En la fenomenología importa más ejercita la contemplación exacta de lo experimentado directamente por los enfermos, para hacer reconocible lo idéntico en lo múltiple”.
Sobre esta concepción metódica es que Jaspers desarrolló los fundamentos del “metro de las cuatro D”: delimitar, discriminar, describir, y denominar. “El primer paso para la captación científica de lo psíquico es tamizar, distinguir, describir, determinados fenómenos experimentaos que son claramente representados y llamados regularmente con un término preciso”.
En esta perspectiva hacemos una absoluta abstracción de la génesis de los procesos mórbidos y de cualquier conceptualización teórica para su explicación; sólo interesa lo que realmente se experimenta.
Si resumiéramos la misión de una psicopatología fenomenológica podríamos decir que su finalidad es describir vivencias, diferenciarlas y denominarlas de “modo tal que lo mismo siempre con los mismos términos signifique lo mismo”. Que cuando por ejemplo, hablamos de delirio, nos referimos a una creencia subjetiva e irreductible y cuando decimos alucinación nos estamos refiriendo a una percepción sin objeto.

Esta mirada o aproximación sólo permite un acercamiento estático a los hechos y justamente en psicopatología no solo es importante el fenómeno aislado, aun más importante es el dinamismo y la génesis de los mismos. Lo que nos lleva a plantear la necesidad de estructurar una metodología que incluya la dimensión diacrónica el psiquismo patológicamente alterado, que es para el mirar jasperiano, el método comprensivo.

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