sábado, 15 de abril de 2017

Lengua y habla: segunda parte


Elementos de semiología (primera parte)

1        LENGUA Y HABLA




1-2 Perspectivas semiológicas
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Postularemos pues la existencia de una categoría general lengua/habla extensiva a todos los síntomas de comunicación a falta de otra designación conservaremos aquí los términos lengua y habla aun cuando se apliquen a comunicaciones cuya sustancia no es verbal.
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Ejemplo vestido: 3 sistemas diferentes; según la sustancia que interviene en la comunicación. El vestido escrito, es decir descrito por una revista de modas mediante el lenguaje articulado, el vestido “descrito” no corresponde nunca a una ejecución individual de las reglas de la moda, es un conjunto sistemático de signos y de reglas: es una lengua en estado puro (…) lo que vuelve el hecho posible es por una parte que la lengua de moda no emana de la “masa hablante” sino de un grupo de decisión que elabora voluntariamente el código y por otra parte que la obstrucción inherente a toda lengua se materializa aquí bajo la forma del lenguaje escrito: el vestido de moda (escrito) es la lengua a nivel de la comunicación vestimentaria y habla a nivel de la comunicación verbal.
La lengua vestimentaria está constituida por:
-        Por las oposiciones de piezas, aplicaciones o “detalles” cuya variación provoca un cambio de sentido.
-        Por las reglas que presiden la asociación de las piezas entre “sí” el habla vestimentaria comprende todos los hechos de fabricación anómica (que ya no subsiste en nuestra sociedad) o de porte individual. En cuanto a la dialéctica que une aquí el vestido (lengua) y el modo de vestirse (habla) no se parece a la del lenguaje.


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Otro sistema de significación: la alimentación:
La lengua alimentaria está constituid por:
-        Por reglas de exclusión: (tabúes alimentarios)
-        Por las oposiciones significantes de unidades que quedan por determinar (ejemplo: dulce/salado)
-        Por las reglas de asociación ya sea simultanea (a nivel de un alimento) o sucesiva (a nivel de un menú)
-        Por los protocolos (retorica alimentaria)
En cuanto al “habla alimentaria” sumamente rica, comprende todas las variaciones personales de preparación y asociación.
La relación entre lengua y habla sería en este caso muy semejante a la que encontramos en el lenguaje: en términos generales, la lengua alimentaria se forma a partir del uso, es decir de una suerte de sedimentación de las palabras (…) la lengua alimentaria solo se constituye a partir de un uso ampliamente colectivo o de un “habla” individual.
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El automóvil y el mobiliario
En el automóvil la lengua está constituida por un conjunto de formas y de “detalles” cuya estructura se establece diferencialmente comparando los prototipos entre sí; el habla es muy reducida pues para cada nivel de precio la libertad de elección del modelo es extremadamente limitada.
Encontraremos entonces en la conducta automóvil las variaciones de uso del objeto que constituyen por lo general el plano del habla ya que el usuario no puede en este caso actuar directamente sobre el modelo para combinar sus unidades. Su libertad de ejecución apunta a un uso que se desarrolla en el tiempo y en cuyo interior las “formas” provenientes de la lengua deben para actualizarse pasar por una serie de prácticas sucesivas.
El mobiliario: también él constituye un objeto semántico la “lengua” está formada a la vez por las oposiciones de muebles funcionalmente idénticos cada uno de los cuales remite según su “estilo” a un sentido diferente y por las reglas de asociación de las diferentes unidades a nivel de la pieza (amoblamiento), en este caso el “habla” está formada, ya sea por las variaciones insignificantes que el usuario puede introducir en una unidad o por las libertades de asociación de los muebles entre sí.
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Los sistemas más interesantes son sistemas complejos en los que intervienen sustancias diferentes. En el cine, la televisión y la publicidad, los sentidos son tributarios de una suma de imágenes, sonidos y grafismos, es pues prematuro fijar para estos sistemas, la clase de lugar, mientras no se haya decidido si la “lengua” de cada uno de estos sistemas complejos es original o simplemente compuesta por las “lenguas” subsidiarias que en ella participan, y en segundo lugar, mientras no se hayan analizando estas lenguas subsidiarias (conocemos la “lengua” lingüística, pero ignoramos la “lengua” de las imágenes o de la música”. En cuanto a la Prensa, que podeos considerar razonablemente como un sistema de significación autónomo, aun cuando nos limitemos a sus elementos escritos, ignoramos todavía casi todo de un fenómeno lingüístico que parece desempeñar en este caso un papel fundamental: la connotación, es decir el desarrollo de un sistema de sentido secundario, (…) este sistema secundario es también el una “lengua” respecto de la cual se desarrollan hechos de habla, idiolectos y estructuras dobles. Pero estos sistemas complejos o connotados, no es pues posible predeterminar ni siquiera de un modo global e hipotético la clase de los hechos de la lengua y la de los hechos del habla.
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La extensión semiológica de la noción lengua/habla no deja de plantear algunos problemas.
El primer problema se refiere al origen del sistema, es decir a la dialéctica misma de la lengua y del habla. En el lenguaje solo entre en la lengua lo que fue previamente probado por el habla, a la inversa, un elemento del habla solo es posible (…) si fue tomado del “tesoro” de la lengua.
Pero en la mayoría de los otros sistemas semiológicos, la lengua está elaborada, no por la “masa hablante” sino por un grupo de decisión, en este sentido puede decirse que en la mayor parte de las lenguas semiológicas, el signo es verdaderamente “arbitrario”, puesto que está fundamentado de modo artificial por una decisión unilateral.
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El segundo problema planteado por la extensión semiológica de la noción lengua/habla apunta a la relación de “volumen” que puede establecerse entre las “lenguas” y sus “hablas”. En el lenguaje, existe una desproporción muy marcada entre la “lengua”, conjunto finito de reglas y las “hablas” que se ubican bajo esas reglas y cuyo número es prácticamente infinito (…). De este modo habría que reconocer en los sistemas semiológicos (no lingüísticos) tres planos (y no dos): el plano de la materia, el de la lengua y el del uso.




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