Historia
de la Psicología
Racionalismo
Leibniz
Breve
Biografía
Guillermo
Godofredo Leibniz, nació en Leipzig, en 1646, duraba aún la guerra de los
Treinta años, y Alemania estaba con un nivel muy bajo de prosperidad y cultura.
Fue el
primer presidente de la academia de Berlín y desde 1676 hasta su muerte en
1716, ocupó el cargo de Bibliotecario de Hannover.
Arnauld,
Spinoza y Locke fueron contemporáneas de Leibniz, Malebranche murió un año
antes que él, Newton le sobrevivió once años.
Para
alcanzar el mundo de especulación y ciencia, Leibniz debió salir de Alemania,
donde estaban en primer lugar la guerra y la teología.
Sus
aportes
-Unió a
conocimiento de matemáticas (fue uno de los inventores del cálculo
diferencial), conocimientos de física (preconcibió la ley de conservación de la
energía).
-Fue
geólogo, biólogo e historiador.
-La
filosofía de Leibniz es un intento de sintetizar las ideas del materialismo
mecanicista de Descartes y Hobbes, con las doctrinas aristotélico-escolásticas,
sobre las formas substanciales activas.
Ley
de la Continuidad
La ley
de Continuidad desarrollado en un primer momento en las matemáticas, pasó al
estudio de la vida.
Su
aplicación a los problemas de la vida y del alma, condujo a una escala de ser
continua e ininterrumpida, que supone distintos grados del alma.
Grados
del alma
Estos
grados existen en múltiples formas psíquicas, y no tienen que ver con el
intelecto de quien los posea. Además si superamos la aparente separación de
cada unidad viviente, hallamos un principio de continuidad más profundo: toda
cosa no sólo existe, sino que coexiste y sus relaciones con las demás cosas son
externas e internas.
Si nos
reducimos a la aplicación de esa metafísica a la psicología, llegamos a la
afirmación de que toda unidad que el materialismo llama átomo, es un centro de
fuerza, una realidad viviente. Y en lugar de una teoría tomista, Leibniz
propone una teoría individualista, la idea del alma se abre camino hacia el
centro del sistema y la psicología se convierte en el centro o clave del
universo. Desde el microcosmos se revela el macrocosmos.
Aportes
filosóficos y psicológicos
Leibniz desarrolla así una filosofía dominada por la idea de
fuerzas conscientes que actúan en forma permanente e incesante.
Toma de
Platón la idea de una esencia espiritual indivisible y de Aristóteles la idea
de potencia, las dos concepciones se unen para formar la idea de MONADA, que es “energía pura” que se conoce a
través de nuestra autoconciencia.
La
doctrina constituye un naturalismo espiritualista. Los elementos últimos están
dotados de vida y movimiento, esto supone un cierto grado de conciencia. Lo
inconsciente o materia muerta, posee el menor grado posible de conciencia.
Todos los organismos están compuestos de mónadas, es decir, de energía pura;
con grados variables de conciencia y la naturaleza de esta mónada, determina la
posición del organismo en la escala de la vida.
El ser
humano ocupa el lugar más alto (omitiendo la naturaleza de Dios) e incluye
series infinitas de mónadas inferiores.
Esto
explica los distintos grados de conciencia en experiencia del individuo. La
claridad de conciencia se distingue de los estados más oscuros por el grado de
intensidad. La ley de
continuidad se aduce para
probar que una percepción llega por grados al nivel de
realización actual. Los grados inferiores constituyen pequeñas percepciones y
la actualización de éstas en la conciencia, se llama apercepción.
La
teoría de Leibniz de las “pequeñas
percepciones” constituye
uno de los principales hitos en la historia del concepto de Inconsciente.
Leibniz
introduce un importante concepto:
“El
umbral de la percepción y la teoría de que las mismas percepciones o
representaciones de que tenemos conciencia pueden también estar presentes en
nuestra mente en forma de percepciones o representaciones subliminales, cuando
están debajo del umbral”.
Leibniz
también inauguró la idea de que ese mundo subliminal de percepciones es mucho
más grande que el campo de la conciencia. Estas ideas fueron luego tomadas por
Herbart.
La
realidad para Leibniz está constituida por un número incalculable de sustancias
individuales, cualitativamente diversas. Estas realidades no pueden reducirse
tampoco a átomos materiales cualitativamente iguales dependiendo solo de leyes
matemáticas. Ahora bien, todas las cosas de la naturaleza son diferentes entre
sí y en el fondo de todas hay un alma: lo vivo, lo activo, no puede explicarse
por lo muerto, lo pasivo, como quería el atomismo materialista, sino que es lo
inerte que se explica por lo vivo.
Estas
sustancias espirituales, activas, que están en el fondo de todas las cosas
–especies átomos de átomos de fuerza y cualidad- es lo que Leibniz llama mónadas (unidades).
Cada alma de ser vivo es una mónada, y las cosas
materiales son agregados de mónadas, esto es de principios vivos y activos a
los que todo se reduce.
Según
Leibniz, las mónadas son impenetrables.
“La percepción es el estado interno de la mónada
cuando representa las cosas exteriores”.
“las
percepciones son representación de lo compuesto en lo simple”.
Cada mónada es un espejo del universo, aquí la
metáfora es clara.
Desde
épocas más antiguas la vista fue el sentido que surgió las
explicaciones más importantes del conocimiento y en etapas posteriores, desde
Alhazean hasta Berkeley, es la teoría de la visión, la que más afecta la teoría
general de la percepción y de la realidad.
La
teoría de Leibniz constituye como se ve otra distinta realización del principio
general racionalista que inspiro a todos los filósofos desde Descartes:
-En el
Universo nada es, ni llega de un modo irracional, imprevisible
-Cuanto
hay y sucede, es el desarrollo racional de algo que es necesario en sí
-El
pasado, el presente y el futuro no son algo real ni insuperable, sino modos
nuestros de ver las cosas
-Sólo
sucede lo que debe suceder, pero no según una necesidad impuesta por los dioses
o una fatalidad, como creían los pueblos orientales, sino según una necesidad
racional
Leibniz
aspira a concebir una ciencia que abarque el sistema total de verdades, del
mismo modo que el Universo abarca el sistema total de los seres.
Distingue
lo que él llama “verdades de la razón y verdades de hecho”.
A.
VERDADES DE LA RAZON: Son las que aparecen a nuestra inteligencia como necesarias.
B.
VERDADES DE HECHO: Son las llamadas contingentes. Se reducen a las de la razón
en la mente divina que lo ve todo como necesario. No se trata aquí de la
afirmación de la eternidad de Dios, en cuya mente está todo presente y no tiene
misterio el futuro, -pues esta afirmación no niega que Dios vea lo necesario
como necesario y lo contingente, casual o libre sino del principio de la
reducción ultima y real de todas las cosas a un acaecer racional y necesario.
La inteligencia tiene aquí para Leibniz la misma
significación que aquella “inteligencia potenciada”, dueña de la ciencia
universal, tendría para Laplace.
El racionalismo de Leibniz, sigue el camino
cartesiano, y hace de ideal de la vida un estado de claridad en que se ve la
verdad y se actúa con ella. Pero de esta cima de perfección está suspendida una
larga cadena de otros estados, más o menos desprovistos de claridad, pero no
menos llenos de actividad. Resultó fácil entonces, derivar de Leibniz una
doctrina del sentimiento cuya clave era el poder que tenían los elementos
desprovistos de claridad, para producir estados únicos del espíritu.
Las
teorías racionalistas de Leibniz siguieron desarrollándose luego en su
discípulo C. Wolff; también en Locke y Herbart.
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