martes, 31 de marzo de 2015

Leibniz



Historia de la Psicología

Racionalismo

Leibniz

Breve Biografía

Guillermo Godofredo Leibniz, nació en Leipzig, en 1646, duraba aún la guerra de los Treinta años, y Alemania estaba con un nivel muy bajo de prosperidad y cultura.
Fue el primer presidente de la academia de Berlín y desde 1676 hasta su muerte en 1716, ocupó el cargo de Bibliotecario de Hannover.
Arnauld, Spinoza y Locke fueron contemporáneas de Leibniz, Malebranche murió un año antes que él, Newton le sobrevivió once años.
Para alcanzar el mundo de especulación y ciencia, Leibniz debió salir de Alemania, donde estaban en primer lugar la guerra y la teología.

Sus aportes

-Unió a conocimiento de matemáticas (fue uno de los inventores del cálculo diferencial), conocimientos de física (preconcibió la ley de conservación de la energía).

-Fue geólogo, biólogo e historiador.

-La filosofía de Leibniz es un intento de sintetizar las ideas del materialismo mecanicista de Descartes y Hobbes, con las doctrinas aristotélico-escolásticas, sobre las formas substanciales activas.

Ley de la Continuidad

La ley de Continuidad desarrollado en un primer momento en las matemáticas, pasó al estudio de la vida.
Su aplicación a los problemas de la vida y del alma, condujo a una escala de ser continua e ininterrumpida, que supone distintos grados del alma.

Grados del alma

Estos grados existen en múltiples formas psíquicas, y no tienen que ver con el intelecto de quien los posea. Además si superamos la aparente separación de cada unidad viviente, hallamos un principio de continuidad más profundo: toda cosa no sólo existe, sino que coexiste y sus relaciones con las demás cosas son externas e internas.
Si nos reducimos a la aplicación de esa metafísica a la psicología, llegamos a la afirmación de que toda unidad que el materialismo llama átomo, es un centro de fuerza, una realidad viviente. Y en lugar de una teoría tomista, Leibniz propone una teoría individualista, la idea del alma se abre camino hacia el centro del sistema y la psicología se convierte en el centro o clave del universo. Desde el microcosmos se revela el macrocosmos.

Aportes filosóficos y psicológicos

Leibniz desarrolla así una filosofía dominada por la idea de fuerzas conscientes que actúan en forma permanente e incesante.
Toma de Platón la idea de una esencia espiritual indivisible y de Aristóteles la idea de potencia, las dos concepciones se unen para formar la idea de MONADA, que es “energía pura” que se conoce a través de nuestra autoconciencia.
La doctrina constituye un naturalismo espiritualista. Los elementos últimos están dotados de vida y movimiento, esto supone un cierto grado de conciencia. Lo inconsciente o materia muerta, posee el menor grado posible de conciencia. Todos los organismos están compuestos de mónadas, es decir, de energía pura; con grados variables de conciencia y la naturaleza de esta mónada, determina la posición del organismo en la escala de la vida.
El ser humano ocupa el lugar más alto (omitiendo la naturaleza de Dios) e incluye series infinitas de mónadas inferiores.
Esto explica los distintos grados de conciencia en experiencia del individuo. La claridad de conciencia se distingue de los estados más oscuros por el grado de intensidad. La ley de continuidad se aduce para probar que una percepción llega por grados al nivel de realización actual. Los grados inferiores constituyen pequeñas percepciones y la actualización de éstas en la conciencia, se llama apercepción.
La teoría de Leibniz de las “pequeñas percepciones” constituye uno de los principales hitos en la historia del concepto de Inconsciente.
Leibniz introduce un importante concepto:
“El umbral de la percepción y la teoría de que las mismas percepciones o representaciones de que tenemos conciencia pueden también estar presentes en nuestra mente en forma de percepciones o representaciones subliminales, cuando están debajo del umbral”.
Leibniz también inauguró la idea de que ese mundo subliminal de percepciones es mucho más grande que el campo de la conciencia. Estas ideas fueron luego tomadas por Herbart.
La realidad para Leibniz está constituida por un número incalculable de sustancias individuales, cualitativamente diversas. Estas realidades no pueden reducirse tampoco a átomos materiales cualitativamente iguales dependiendo solo de leyes matemáticas. Ahora bien, todas las cosas de la naturaleza son diferentes entre sí y en el fondo de todas hay un alma: lo vivo, lo activo, no puede explicarse por lo muerto, lo pasivo, como quería el atomismo materialista, sino que es lo inerte que se explica por lo vivo.
Estas sustancias espirituales, activas, que están en el fondo de todas las cosas –especies átomos de átomos de fuerza y cualidad- es lo que Leibniz llama mónadas (unidades).
Cada alma de ser vivo es una mónada, y las cosas materiales son agregados de mónadas, esto es de principios vivos y activos a los que todo se reduce.
Según Leibniz, las mónadas son impenetrables.
“La percepción es el estado interno de la mónada cuando representa las cosas exteriores”.
“las percepciones son representación de lo compuesto en lo simple”.
Cada mónada es un espejo del universo, aquí la metáfora es clara.
Desde épocas más antiguas la vista fue el sentido que surgió las explicaciones más importantes del conocimiento y en etapas posteriores, desde Alhazean hasta Berkeley, es la teoría de la visión, la que más afecta la teoría general de la percepción y de la realidad.
La teoría de Leibniz constituye como se ve otra distinta realización del principio general racionalista que inspiro a todos los filósofos desde Descartes:
-En el Universo nada es, ni llega de un modo irracional, imprevisible

-Cuanto hay y sucede, es el desarrollo racional de algo que es necesario en sí

-El pasado, el presente y el futuro no son algo real ni insuperable, sino modos nuestros de ver las cosas

-Sólo sucede lo que debe suceder, pero no según una necesidad impuesta por los dioses o una fatalidad, como creían los pueblos orientales, sino según una necesidad racional
Leibniz aspira a concebir una ciencia que abarque el sistema total de verdades, del mismo modo que el Universo abarca el sistema total de los seres.

Distingue lo que él llama “verdades de la razón y verdades de hecho”.

A. VERDADES DE LA RAZON: Son las que aparecen a nuestra inteligencia como necesarias.

B. VERDADES DE HECHO: Son las llamadas contingentes. Se reducen a las de la razón en la mente divina que lo ve todo como necesario. No se trata aquí de la afirmación de la eternidad de Dios, en cuya mente está todo presente y no tiene misterio el futuro, -pues esta afirmación no niega que Dios vea lo necesario como necesario y lo contingente, casual o libre sino del principio de la reducción ultima y real de todas las cosas a un acaecer racional y necesario.

La inteligencia tiene aquí para Leibniz la misma significación que aquella “inteligencia potenciada”, dueña de la ciencia universal, tendría para Laplace.
El racionalismo de Leibniz, sigue el camino cartesiano, y hace de ideal de la vida un estado de claridad en que se ve la verdad y se actúa con ella. Pero de esta cima de perfección está suspendida una larga cadena de otros estados, más o menos desprovistos de claridad, pero no menos llenos de actividad. Resultó fácil entonces, derivar de Leibniz una doctrina del sentimiento cuya clave era el poder que tenían los elementos desprovistos de claridad, para producir estados únicos del espíritu.

Las teorías racionalistas de Leibniz siguieron desarrollándose luego en su discípulo C. Wolff; también en Locke y Herbart.


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