Historia de la Psicología
Idealismo
Idealismo
Comentarios
de su vida y obra
La Alemania en que vivió Hegel fue el producto de uno de
esos pocos momentos de equilibrio y de esplendor alcanzados por las sociedades
humanas en su constante desarrollo.
No es casual que su
época sea también la de Beetoven, Goethe, Schiller, Hölderlin, Novalis, Fichte,
Schelling, Herder, Humboldt y otros muchos que representan el punto más alto a
que llegaran en su tiempo tales manifestaciones del espíritu.
Esa Alemania del
siglo XVIII es el único período que merece ser comparado con el siglo de
Pericles en Grecia, ya que en ambas épocas se advierte esa misma armonía entre
las fuerzas internas y externas, esa concordancia entre las necesidades y las
posibilidades que permitió a sus hombres dar lo mejor de sí mismos y concretar
una figura histórica digna de su natural grandeza.
Esa es la razón por
la que muchos de sus creadores más lúcidos adoptaran a Grecia como ideal de sus
aspiraciones vitales, culturales o políticas.
Hegel, nació en
Stuttgart, Alemania, el 27 de agosto de 1770, su padre Georg Ludwig, era
funcionario fiscal en la organización burocrática del ducado.
El ambiente familiar era severo y de metódicas costumbres. Tenía un hermano llamado Georg Ludwig y una hermana Christine Louise, con la cual sostuvo una entrañable relación. Su madre María Magdalena Fromm, le enseñó las primeras letras. A los cinco años de edad, ingresó a la escuela latina. Dos años más tarde tuvo sus primeras experiencias de tipo metafísico y ese sentimiento especulativo sobre el transcurso del tiempo no lo abandonaría ya en toda su vida. La primera de esas experiencias la vivió una tarde al regresar de la escuela. Acababa de dejar los libros sobre su cama y se hallaba inclinado sobre ellos. De pronto tuvo conciencia de que aquel instante no volvería.
El ambiente familiar era severo y de metódicas costumbres. Tenía un hermano llamado Georg Ludwig y una hermana Christine Louise, con la cual sostuvo una entrañable relación. Su madre María Magdalena Fromm, le enseñó las primeras letras. A los cinco años de edad, ingresó a la escuela latina. Dos años más tarde tuvo sus primeras experiencias de tipo metafísico y ese sentimiento especulativo sobre el transcurso del tiempo no lo abandonaría ya en toda su vida. La primera de esas experiencias la vivió una tarde al regresar de la escuela. Acababa de dejar los libros sobre su cama y se hallaba inclinado sobre ellos. De pronto tuvo conciencia de que aquel instante no volvería.
En 1780 ingresa al
colegio religioso Gymnasium Ilustre. Tres años más tarde, cuando ya tenía trece
años, muere su madre. Esta temprana experiencia ante la muerte, fue un factor
fundamental en la formación de su carácter, e incidiría más de una vez en sus
elucubraciones intelectuales: la muerte y la reanudación de la vida serían
conceptos básicos de su pensamiento.
En 1788 Hegel, recibe
su diploma de estudios secundarios.
Obtiene una beca para
hacer un seminario de Teología protestante en Tubinga. Esta etapa que significó
para Hegel la amistad, la Revolución Francesa, el sentimiento religioso y la
filosofía de Kant.
La disciplina del
Seminario era monacal, rezaban en las comidas, vestían de negro, etc.
Le toca compartir su
cuarto con Friederich Holderlin, de quien se hace amigo.
En esa época se
incorpora también al seminario un joven que era casi un niño: Joseph Schelling
(cinco años menor que ellos) con quien también inicia una profunda amistad.
En 1790 se graduó en
filosofía, recibe el título de Magister Philosophiae.
Insensiblemente al
pasar de los estudios de filosofía a teología, Hegel se abocó más a la
problemática religiosa.
En 1793 es aprobado
en la discusión de un tema de teología y recibe su diploma de Magister en
Teología. Pero luego comprobó que no tenía vocación eclesiástica y que su
fuerte no era la oratoria y desiste de convertirse en pastor y se decide por la
enseñanza privada.
Un amigo de la
familia le ofrece un puesto como preceptor en Berna en la casa del Capitán Von
Steiger. Aquí encontró tranquilidad para
continuar sus estudios, bienestar económico y comodidad. Instruía a los dos
hijos del matrimonio. Observó costumbres de la aristocracia de la cual en el
futuro sabría sacar conclusiones sustanciales.
Aquí termina un
trabajo que lleva el título de: “Religión
Popular y Cristiana”.
Dice por ejemplo:
“Los
cristianos han amontonado tal cúmulo de razones para reconfortarnos en la
adversidad que en última instancia deberíamos sentirnos apesadumbrados por no
perder un padre o una madre una vez por semana”.
Para los griegos la desgracia
era la desgracia y el dolor siempre el dolor.
Su crítica corrosiva
llegó hasta la figura de Cristo (aunque su simpatía por el Mesías se acrecentó
con los años). Compara a Jesús con Sócrates con lo cual el primero queda en
desventaja sobre el segundo.
“Sócrates
no limitaba a doce el grupo de sus amigos, sino que todos eran bien recibidos,
no pretendía dar sermones, sino iluminar a los hombres”.
Atribuye el
nacimiento del cristianismo al surgimiento del individualismo y es consecuencia
de la propiedad privada. Ésta ha pasado a ocupar el lugar del estado, el cual
desaparece. Los individuos al no poder identificarse con algo que los
sobrepase, entran en conflicto. Hace una crítica a los apóstoles que, en lugar
de ensalzar la teoría práctica de la religión, ensalzan la adoración de éste.
Se pregunta aquí si lo que busca el cristianismo es el perfeccionamiento del
ser humano, cómo pudo crear una religión estatuaria basada en la autoridad.
Hegel enumera
distintas circunstancias que contribuyeron a esta separación entre ley y moral
y dogma:
a)
una es la palabra de Jesús:
Hegel señala en qué
medida en los actos de Jesús hay elementos autoritarios.
b)
para demostrar que él era el Mesías (única forma de atraerlos) Jesús debió
hacer lo siguiente:
- apelar a los
milagros, con los que fomentó el respeto hacia su propia persona.
c)
la ignorancia de los apóstoles incapaces de comprender el mensaje, los volcó a
la veneración personal del maestro.
d)
la expansión de la comunidad cristiana:
- del espíritu de
secta se pasa gradualmente a la organización eclesiástica por la imposibilidad
de transmitir la esencia de un mensaje a las grandes masas y la facilidad que
significa la difusión de dogmas autoritarios.
Holderlin le consigue
otro trabajo de preceptor en la casa de un acaudalado banquero de Frankfurt.
En esa época escribe “El espíritu del Cristianismo y su
destino”.
En ese año (1799)
muere su padre, y aunque sus relaciones nunca fueron muy intensas se siente
profundamente conmovido.
Su actividad
literaria se interrumpió por uno o dos años.
Con la herencia de su
padre decide dedicarse a la docencia. Consigue gracias a Schelling y a la
ascendencia que este gozaba sobre Goethe, un puesto de privat dozent en la
Universidad.
Las relaciones con
Goethe fueron siempre respetuosas y cordiales. Lo ayudaba y admiraba y sin
embargo, nunca entendió lo que Hegel decía.
Después de cada
visita del joven profesor se quedaba perplejo y comentaba a sus allegados: “no
comprendo de que me habla este muchacho”. Una vez le sugirió que le serviría de
mucho el estudio de la retórica. Lo que sucedía era que Hegel había acuñado
todo un sistema expresivo a fin de formular filosóficamente lo que Goethe había
tratado de decir en forma literaria durante toda su vida.
Los cursos que dictó en la Universidad de Jena le sirvieron a Hegel para esbozar y empezar a escribir su pensamiento que se fue organizando en un sistema con el que ya entonces adquirió la forma tripartita que caracterizaría su sistema definitivo:
a- Lógica
b- Filosofía del
espíritu
c- Filosofía de la
naturaleza
En 1805 fue ascendido
a Profesor extraordinario. En la reunión en que se festejaba este evento
conoció a Christiana Fischer, de veintisiete años, hija de un mensajero de la
corte. Comienzan una relación, ella queda embarazada (cuando él escribía los
primeros capítulos de su fenomenología), y el 5 de febrero de 1807 nace su hijo
Georg Ludwig Friederich.
La “Fenomenología del Espíritu” es uno de
los libros más extraordinarios, más hermosos, lúcidos, incomprendidos que se
haya escritos. La obra consta de seis partes:
1) Conciencia
2) Autoconciencia
3) La Razón
4) El espíritu
5) La religión
6) El saber absoluto
Se trata de una
descripción de la psicología individual que se eleva desde la certidumbre
sensible hasta la razón más elevada y que se convierte en una historia general
de la experiencia humana, a través de sus diversos estados y etapas de cultura,
hasta alcanzar su manifestación más elevada. Es como si alguien nos retratara
el mundo con la visión de Heráclito, pero alguien que a su vez se halla
incorporada a esa visión; Heráclito podía ver fríamente deslizarse las aguas
del río, pero este observador se encuentra inmerso en las aguas del río, pero
este observador se encuentra inmerso en las aguas y su figura y sus ojos se
disuelven.
En el prólogo hace
una rápida revisión del pensamiento filosófica anterior.
Luego hace Hegel su
famosa descripción de la irrupción del mundo nuevo en que involucra a la vez a
la Revolución Francesa, Napoleón, la instauración de las monarquías
constitucionales y su propia filosofía y que podría aplicarse en cada cambio
radical de la humanidad, creo que vale la pena transcribirlo íntegramente,
sobre todo como una introducción a su estilo:
“No
es difícil darse cuenta, por otra parte, de que vivimos en tiempos de gestación
de transición hacia una nueva época. El espíritu ha roto con el mundo anterior
de su ser allí, y de su representación, y se dispone a hundir todo en el
pasado, dándose a la tarea de su propia transformación. El espíritu por cierto
nunca permanece quieto, sino que se halla siempre en un movimiento
incesantemente progresivo. Pero, así como en el niño, tras un prolongado
periodo de silenciosa nutrición, el primer aliento rompe de pronto la
gradualidad del proceso, puramente acumulativo, con un salto cualitativo, y el
niño nace, así también el espíritu que se forma va madurando lenta y
calladamente hacia la nueva figura, va desprendiéndose, una partícula tras
otra, de la estructura de su mundo anterior, y los estremecimientos de este
mundo se anuncian tan sólo por medio de síntomas aislados, la frivolidad y el
tedio que se apoderan de lo existente y vago presentimiento de lo desconocido
son los signos premonitorios de que algo se avecina…”
En el apartado en que
analiza la conciencia, muestra cómo la certeza
sensible es incapaz de posesionarse de lo verdadero, pues niega las cosas
para sustituirlas por un universal. Y realiza uno de sus descubrimientos
capitales: “La conciencia en su
aprehensión al mismo tiempo se refleja dentro de sí. La autoconciencia resulta
de este modo la verdadera realidad pues el mundo es su realización”. “El sujeto
es la absoluta negatividad”, en tanto el hombre no se reconozca en las cosas,
vivirá “extrañado en ellas”.
Nace así en Hegel el
concepto de “enajenación”, que va a
ser tan importante para sus continuadores.
El problema se
presenta cuando los hombres se enfrentan, cuando una autoconciencia se halla
ante otra autoconciencia. La autoconciencia, es en sí y para sí sólo e cuanto
es para otra autoconciencia, esto es, en cuanto es reconocida. La lucha que se
establece entre dos o más conciencias que se enfrentan ofreció a Hegel la
oportunidad de llevar a cabo uno de los más fecundos y penetrantes análisis que
haya podido realizar la filosofía.
La enajenación consiste en la capacidad
del sujeto de exteriorizarse “fuera de sí” y retornar nuevamente a sí mismo de
una manera más rica y superior.
En la visión
pre-hegeliana del sujeto, esto se concebía como una realidad fija y unitaria
que mantenía determinadas relaciones con el mundo exterior. Pero se ignoraba la
posibilidad del sujeto de “duplicarse”, de devenir en “otro” que sí mismo, de
perderse en el mundo para recuperarse a través de él. Esta duplicación o
enajenación del sujeto también puede identificarse con el concepto de
objetivación: y a través de éste la veremos más claramente aún.
Antes de Hegel
concibe el tercer elemento (el de la objetivación), mediante el cual la pareja
sujeto-objeto cambia de sentido de una manera radical. El sujeto no está
“meramente enfrentado con el universo objetivo que lo rodea. El sujeto posee
ahora la capacidad de hacerse objetivo, de objetivarse en sus productos, de contemplarse
a sí mismo en las obras que ha realizado, por ejemplo, el arte que trata de
traducir la idea del sujeto, es decir al esforzarse por penetrar la materia y
orientarse así hacia la escultura. Así el hombre se mundaniza y a la vez el
mundo se humaniza (se subjetiviza).
Con respecto a la dialéctica del amo y del esclavo, Hegel sostiene que:
Entre ellos el
enfrentamiento es a vida o muerte.
Estos dos momentos de
las relaciones humanas son como dos figuras contrapuestas de la conciencia, una
es la conciencia independiente cuya esencia es el ser-para-sí, la otra la
conciencia dependiente que tiene por esencia el ser-para-otro.
Ser-para-sí:
es el señor
Ser-para-otro:
es el siervo
Pero la relación se
invierta, la verdad de la conciencia independiente resulta a final de cuentas
la conciencia servil y ésta en cambio, repelida contra sí misma, se constituye
en verdadera independencia.
Hegel muere el 14 de
noviembre de 1831 de cólera. Tenía 61 años.
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