viernes, 17 de abril de 2015

Hegel




 Historia de la Psicología

Idealismo


Image result for hegel imagenesGeorg Wilhelm Friedrich Hegel

Comentarios de su vida y obra

La Alemania  en que vivió Hegel fue el producto de uno de esos pocos momentos de equilibrio y de esplendor alcanzados por las sociedades humanas en su constante desarrollo.

No es casual que su época sea también la de Beetoven, Goethe, Schiller, Hölderlin, Novalis, Fichte, Schelling, Herder, Humboldt y otros muchos que representan el punto más alto a que llegaran en su tiempo tales manifestaciones del espíritu.

Esa Alemania del siglo XVIII es el único período que merece ser comparado con el siglo de Pericles en Grecia, ya que en ambas épocas se advierte esa misma armonía entre las fuerzas internas y externas, esa concordancia entre las necesidades y las posibilidades que permitió a sus hombres dar lo mejor de sí mismos y concretar una figura histórica digna de su natural grandeza.


Esa es la razón por la que muchos de sus creadores más lúcidos adoptaran a Grecia como ideal de sus aspiraciones vitales, culturales o políticas.

Hegel, nació en Stuttgart, Alemania, el 27 de agosto de 1770, su padre Georg Ludwig, era funcionario fiscal en la organización burocrática del ducado. 

El  ambiente familiar era severo y de metódicas costumbres. Tenía un hermano llamado Georg Ludwig y una hermana Christine Louise, con la cual sostuvo una entrañable relación. Su madre María Magdalena Fromm, le enseñó las primeras letras. A los cinco años de edad, ingresó a la escuela latina. Dos años más tarde tuvo sus primeras experiencias de tipo metafísico y ese sentimiento especulativo sobre el transcurso del tiempo no lo abandonaría ya en toda su vida. La primera de esas experiencias la vivió una tarde al regresar de la escuela. Acababa de dejar los libros sobre su cama y se hallaba inclinado sobre ellos. De pronto tuvo conciencia de que aquel instante no volvería.
En 1780 ingresa al colegio religioso Gymnasium Ilustre. Tres años más tarde, cuando ya tenía trece años, muere su madre. Esta temprana experiencia ante la muerte, fue un factor fundamental en la formación de su carácter, e incidiría más de una vez en sus elucubraciones intelectuales: la muerte y la reanudación de la vida serían conceptos básicos de su pensamiento.
En 1788 Hegel, recibe su diploma de estudios secundarios.
Obtiene una beca para hacer un seminario de Teología protestante en Tubinga. Esta etapa que significó para Hegel la amistad, la Revolución Francesa, el sentimiento religioso y la filosofía de Kant.
La disciplina del Seminario era monacal, rezaban en las comidas, vestían de negro, etc.
Le toca compartir su cuarto con Friederich Holderlin, de quien se hace amigo.
En esa época se incorpora también al seminario un joven que era casi un niño: Joseph Schelling (cinco años menor que ellos) con quien también inicia una profunda amistad.

En 1790 se graduó en filosofía, recibe el título de Magister Philosophiae.
Insensiblemente al pasar de los estudios de filosofía a teología, Hegel se abocó más a la problemática religiosa.

En 1793 es aprobado en la discusión de un tema de teología y recibe su diploma de Magister en Teología. Pero luego comprobó que no tenía vocación eclesiástica y que su fuerte no era la oratoria y desiste de convertirse en pastor y se decide por la enseñanza privada.

Un amigo de la familia le ofrece un puesto como preceptor en Berna en la casa del Capitán Von Steiger. Aquí encontró  tranquilidad para continuar sus estudios, bienestar económico y comodidad. Instruía a los dos hijos del matrimonio. Observó costumbres de la aristocracia de la cual en el futuro sabría sacar conclusiones sustanciales.
Aquí termina un trabajo que lleva el título de: “Religión Popular y Cristiana”.

Dice por ejemplo:

“Los cristianos han amontonado tal cúmulo de razones para reconfortarnos en la adversidad que en última instancia deberíamos sentirnos apesadumbrados por no perder un padre o una madre una vez por semana”.

Para los griegos la desgracia era la desgracia y el dolor siempre el dolor.

Su crítica corrosiva llegó hasta la figura de Cristo (aunque su simpatía por el Mesías se acrecentó con los años). Compara a Jesús con Sócrates con lo cual el primero queda en desventaja sobre el segundo.
“Sócrates no limitaba a doce el grupo de sus amigos, sino que todos eran bien recibidos, no pretendía dar sermones, sino iluminar a los hombres”.

Atribuye el nacimiento del cristianismo al surgimiento del individualismo y es consecuencia de la propiedad privada. Ésta ha pasado a ocupar el lugar del estado, el cual desaparece. Los individuos al no poder identificarse con algo que los sobrepase, entran en conflicto. Hace una crítica a los apóstoles que, en lugar de ensalzar la teoría práctica de la religión, ensalzan la adoración de éste. Se pregunta aquí si lo que busca el cristianismo es el perfeccionamiento del ser humano, cómo pudo crear una religión estatuaria basada en la autoridad.

Hegel enumera distintas circunstancias que contribuyeron a esta separación entre ley y moral y dogma:

a) una es la palabra de Jesús:

Hegel señala en qué medida en los actos de Jesús hay elementos autoritarios.

b) para demostrar que él era el Mesías (única forma de atraerlos) Jesús debió hacer lo siguiente:

 - apelar a los milagros, con los que fomentó el respeto hacia su propia persona.

c) la ignorancia de los apóstoles incapaces de comprender el mensaje, los volcó a la veneración personal del maestro.

d) la expansión de la comunidad cristiana:

- del espíritu de secta se pasa gradualmente a la organización eclesiástica por la imposibilidad de transmitir la esencia de un mensaje a las grandes masas y la facilidad que significa la difusión de dogmas autoritarios.

Holderlin le consigue otro trabajo de preceptor en la casa de un acaudalado banquero de Frankfurt.
En esa época escribe “El espíritu del Cristianismo y su destino”.

En ese año (1799) muere su padre, y aunque sus relaciones nunca fueron muy intensas se siente profundamente conmovido.

Su actividad literaria se interrumpió por uno o dos años.

Con la herencia de su padre decide dedicarse a la docencia. Consigue gracias a Schelling y a la ascendencia que este gozaba sobre Goethe, un puesto de privat dozent en la Universidad.
Las relaciones con Goethe fueron siempre respetuosas y cordiales. Lo ayudaba y admiraba y sin embargo, nunca entendió lo que Hegel decía.

Después de cada visita del joven profesor se quedaba perplejo y comentaba a sus allegados: “no comprendo de que me habla este muchacho”. Una vez le sugirió que le serviría de mucho el estudio de la retórica. Lo que sucedía era que Hegel había acuñado todo un sistema expresivo a fin de formular filosóficamente lo que Goethe había tratado de decir en forma literaria durante toda su vida.

Los cursos que dictó en la Universidad de Jena le sirvieron a Hegel para esbozar y empezar a escribir su pensamiento que se fue organizando en un sistema con el que ya entonces adquirió la forma tripartita que caracterizaría su sistema definitivo:

a- Lógica

b- Filosofía del espíritu

c- Filosofía de la naturaleza

En 1805 fue ascendido a Profesor extraordinario. En la reunión en que se festejaba este evento conoció a Christiana Fischer, de veintisiete años, hija de un mensajero de la corte. Comienzan una relación, ella queda embarazada (cuando él escribía los primeros capítulos de su fenomenología), y el 5 de febrero de 1807 nace su hijo Georg Ludwig Friederich.

La “Fenomenología del Espíritu” es uno de los libros más extraordinarios, más hermosos, lúcidos, incomprendidos que se haya escritos. La obra consta de seis partes:

1) Conciencia

2) Autoconciencia

3) La Razón

4) El espíritu

5) La religión

6) El saber absoluto

Se trata de una descripción de la psicología individual que se eleva desde la certidumbre sensible hasta la razón más elevada y que se convierte en una historia general de la experiencia humana, a través de sus diversos estados y etapas de cultura, hasta alcanzar su manifestación más elevada. Es como si alguien nos retratara el mundo con la visión de Heráclito, pero alguien que a su vez se halla incorporada a esa visión; Heráclito podía ver fríamente deslizarse las aguas del río, pero este observador se encuentra inmerso en las aguas del río, pero este observador se encuentra inmerso en las aguas y su figura y sus ojos se disuelven.

En el prólogo hace una rápida revisión del pensamiento filosófica anterior.

Luego hace Hegel su famosa descripción de la irrupción del mundo nuevo en que involucra a la vez a la Revolución Francesa, Napoleón, la instauración de las monarquías constitucionales y su propia filosofía y que podría aplicarse en cada cambio radical de la humanidad, creo que vale la pena transcribirlo íntegramente, sobre todo como una introducción a su estilo:

“No es difícil darse cuenta, por otra parte, de que vivimos en tiempos de gestación de transición hacia una nueva época. El espíritu ha roto con el mundo anterior de su ser allí, y de su representación, y se dispone a hundir todo en el pasado, dándose a la tarea de su propia transformación. El espíritu por cierto nunca permanece quieto, sino que se halla siempre en un movimiento incesantemente progresivo. Pero, así como en el niño, tras un prolongado periodo de silenciosa nutrición, el primer aliento rompe de pronto la gradualidad del proceso, puramente acumulativo, con un salto cualitativo, y el niño nace, así también el espíritu que se forma va madurando lenta y calladamente hacia la nueva figura, va desprendiéndose, una partícula tras otra, de la estructura de su mundo anterior, y los estremecimientos de este mundo se anuncian tan sólo por medio de síntomas aislados, la frivolidad y el tedio que se apoderan de lo existente y vago presentimiento de lo desconocido son los signos premonitorios de que algo se avecina…”

En el apartado en que analiza la conciencia, muestra cómo la certeza sensible es incapaz de posesionarse de lo verdadero, pues niega las cosas para sustituirlas por un universal. Y realiza uno de sus descubrimientos capitales: “La conciencia en su aprehensión al mismo tiempo se refleja dentro de sí. La autoconciencia resulta de este modo la verdadera realidad pues el mundo es su realización”. “El sujeto es la absoluta negatividad”, en tanto el hombre no se reconozca en las cosas, vivirá “extrañado en ellas”.

Nace así en Hegel el concepto de “enajenación”, que va a ser tan importante para sus continuadores.
El problema se presenta cuando los hombres se enfrentan, cuando una autoconciencia se halla ante otra autoconciencia. La autoconciencia, es en sí y para sí sólo e cuanto es para otra autoconciencia, esto es, en cuanto es reconocida. La lucha que se establece entre dos o más conciencias que se enfrentan ofreció a Hegel la oportunidad de llevar a cabo uno de los más fecundos y penetrantes análisis que haya podido realizar la filosofía.

La enajenación consiste en la capacidad del sujeto de exteriorizarse “fuera de sí” y retornar nuevamente a sí mismo de una manera más rica y superior.
En la visión pre-hegeliana del sujeto, esto se concebía como una realidad fija y unitaria que mantenía determinadas relaciones con el mundo exterior. Pero se ignoraba la posibilidad del sujeto de “duplicarse”, de devenir en “otro” que sí mismo, de perderse en el mundo para recuperarse a través de él. Esta duplicación o enajenación del sujeto también puede identificarse con el concepto de objetivación: y a través de éste la veremos más claramente aún.

Antes de Hegel concibe el tercer elemento (el de la objetivación), mediante el cual la pareja sujeto-objeto cambia de sentido de una manera radical. El sujeto no está “meramente enfrentado con el universo objetivo que lo rodea. El sujeto posee ahora la capacidad de hacerse objetivo, de objetivarse en sus productos, de contemplarse a sí mismo en las obras que ha realizado, por ejemplo, el arte que trata de traducir la idea del sujeto, es decir al esforzarse por penetrar la materia y orientarse así hacia la escultura. Así el hombre se mundaniza y a la vez el mundo se humaniza (se subjetiviza).

Con respecto a la dialéctica del amo y del esclavo, Hegel sostiene que:

Entre ellos el enfrentamiento es a vida o muerte.

Estos dos momentos de las relaciones humanas son como dos figuras contrapuestas de la conciencia, una es la conciencia independiente cuya esencia es el ser-para-sí, la otra la conciencia dependiente que tiene por esencia el ser-para-otro.

Ser-para-sí: es el señor

Ser-para-otro: es el siervo

Pero la relación se invierta, la verdad de la conciencia independiente resulta a final de cuentas la conciencia servil y ésta en cambio, repelida contra sí misma, se constituye en verdadera independencia.

Hegel muere el 14 de noviembre de 1831 de cólera. Tenía 61 años.


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