Historia de la
Psicología
El Animismo
En su texto “Tótem y tabú”, Freud
dedica un apartado a la relación entre animismo, la magia y la omnipotencia de
las ideas.
Tomó el material de las obras de
Spencer, Frazer, Lang, Tylor y Wundt.
El animismo es la teoría de las
representaciones del alma y en un sentido más amplio: la teoría de los seres
espirituales en general. Se relaciona con la forma en que los pueblos
primitivos llenaban al mundo de seres maléficos o benéficos a los cuales les
atribuían la causa de todos los fenómenos naturales. Se supone que los hombres
primitivos llegaron a esto observando los fenómenos del sueño y
de la muerte.
El primer punto de partida debe haber
sido el de la muerte ya que para el primitivo el tema de la inmortalidad era
algo natural y lógico. La representación de la muerte es muy posterior. Fue
aceptada luego de muchas vacilaciones e incluso hoy carece para nosotros de
todo sentido.
El animismo es un sistema intelectual.
¿Qué significa esto? Significa que no explica solamente determinados fenómenos
particulares, sino que permite concebir al mundo como una totalidad. La
humanidad conoció a través de los tiempos tres sistemas intelectuales o tres
grandes maneras de concebir al universo.
I. La
concepción animista
II. La
religiosa
III. La
científica
Se puede decir que de estos tres
sistemas, el animismo sería el más completo y aun en la actualidad subsiste de
alguna manera en las supersticiones. El animismo (sin ser todavía una
religión), implica ya las condiciones preliminares de todas las religiones.
Freud sostiene que desde el punto de
vista psicoanalítico, sería un error suponer que los hombres crearon sus
primeros sistemas cósmicos por una simple ansia de saber, sino que tenía que
ver sobre todo con la necesidad de someter al mundo. Las técnicas que utiliza
el animismo serían:
La hechicería
La magia
La magia
La primera seria: El arte de
influir sobre los espíritus, tratándolos de la misma manera como se trataría a
un ser humano.
La magia: se vale de procedimientos especiales y tiene distintos fines como: someter a los fenómenos
de la naturaleza a la voluntad del hombre, protegerlo de sus enemigos y darle
poder de perjudicar a los que le son hostiles.
El principio sobre el que descansa la
acción mágica sería: tomar erróneamente una relación ideal por una relación
real.
Uno de los procedimientos mágicos más
generalmente usados para perjudicar a un enemigo consiste en fabricar su efigie
con materiales de cualquier tipo sin que sea necesario que la efigie sea
semejante. Todo lo que se le haga a la efigie recaerá sobre la persona a quien
representa.
La ceremonia mágica
Toda ceremonia mágica tiene un momento
de:
a) preparación: cierto
número de condiciones y operaciones accesorias, preliminares indispensables de
la ceremonia central.
b) tiene un momento: en que ésta debe cumplirse, muy frecuentemente en horas cuando la
actividad profana ha cesado: medianoche, el alba, el crepúsculo y en ciertas
fechas lunares cruciales (se observa el curso de los astros, sus conjunciones).
c) el lugar: a menudo la magia tiene sus templos. A falta de otras cosas, el mago a
veces traza alrededor suyo un círculo o un cuadrado que lo aísla de lo profano
y de las influencias ocultas hostiles a su empresa.
d) los materiales: hierbas medicinales que deben cortarse tal día a tal hora y con tales
gestos: elementos de un filtro o de un amuleto. La magia utiliza una gran
cantidad de objetos que pueden tener una significación oculta (recortes de
uñas, fetos, excrementos o sustancias comunes que sirven de aglutinantes en la
cocina del brujo (miel, cera, cola, yeso, esperma).
e) los utensilios: la varita mágica, la brújula adivinatoria, las máscaras, etc. Una vez
que están dadas todas las reglas para la preparación de la ceremonia, veremos
las características formales de todo reto, como por ejemplo:
- 1-
Es estereotipada: El rito mágico se fija en los detalles más
minuciosos. La mínima inobservancia de ellos los hace caducar. En los ritos
orales cambia la palabra tradicional o simplemente la entonación; en ambos
casos, cambiar el ritmo de la operación es no solamente no obtener los
resultados que se desean, sino despertar potencias hostiles. Pues los objetos y
también las palabras, lejos de ser símbolos o signos convencionales, son para
el mago partes constituyentes del resultado que busca o del objeto que evoca:
derramar agua para obtener la lluvia no es figurar la lluvia sino comenzar a
hacerla caer, nombrar a una persona o andar sobre su sombra, es retenerla por
un aspecto de ella misma.
- 2-
Es constrictiva: La exigencia bien formulada no puede fallar. El
encantamiento opera con seguridad. Nadie ha visto el éxito de un hechizo ni de
las extrañas recetas medicinales de la farmacopea mágica. La creencia mágica es
pues, a priori, independiente de la confirmación empírica.
Clasificación de los ritos mágicos
Hay que distinguir entre los ritos de
transmisión que tienen por objeto realizar las condiciones experimentales que
constriñen a los poderes ocultos o a sus expresiones positivas a pasar de una
cosa a otra y los ritos de generación, que tienden a crear nuevas propiedades.
a) Los ritos de transmisión
Un ejemplo típico: en Melanesia, para
curar a alguien, se guarda en lugar húmedo o entre hojas frescas la flecha que
lo ha herido. La inflamación será muy ligera y va a desaparecer pronto (el
poder emoliente pasa de la flecha a la parte herida). Los ritos de transmisión
se presentan en dos formas diferentes:
- 1)
Los ritos de contagio: Dice Frazer, “Las cosas que han estado una
vez en contacto continúan actuando una sobre otra, aún cuando tal contacto ha
cesado, o más brevemente: La parte vale por el todo”. De esta
observación generalmente implícita, el mago deduce que basta actuar sobre un
elemento para obtener la transferencia a todos los que han formado o forman con
aquél un todo natural o artificial. Es un procedimiento para obtener la
transferencia a todos los que han formado o forman con aquel un todo natural o
artificial. Es un procedimiento absolutamente general: Vale para las personas y
para las cosas: los dientes, la saliva, los cabellos, las uñas, representan a
la persona entera, por su intermedio, se ejercerá acción en ésta. Según Frazer,
los brujos de las islas marquesas toman cabellos, esputos, cualquier desecho
del hombre cuya pérdida desean, lo envuelven en una hoja y colocan el paquete
en una bolsa de fibra anudada cuidadosamente. Entierran el todo con ciertos
ritos, y la victima se muere de languidez. Si se saca a la luz el contenido de
la bolsa se detiene ipso-facto el maleficio. Después de esto se comprenden
todas las precauciones que se toman para impedir que los desechos humanos caigan
en posesión ajena. Los reyes francos no debían dejarse cortar jamás los
cabellos, siempre y en todas partes se han quedado, enterrado o escondido; las
uñas y los cabellos cortados y enjugado cuidadosamente las huellas de saliva.
Lo mismo en cuanto a las sombras y a los nombres considerados como
prolongaciones de la persona: un negro de Australia se rehúsa a decir su nombre
convencido de que un brujo podría apoderarse de él. Los mismos ritos se aplican
a los animales, a las plantas y a los sucesos naturales. Los apaches de
Arizona, para desatar la lluvia lanzan agua de una fuente sobre la punta de una
roca. El espíritu mágico delata mucho la noción de grupo natural, así pues
ejercer acción sobre el individuo es ejercerla sobre la especie, el indio Ottawa
no quema jamás las espinas de pescado, porque está seguro de que ello alejaría
a la presa de sus redes. Todo objeto contiene las virtudes especiales de la
categoría que representa. Por último y por contigüidad sucesiva, todo aquello
que haya estado en contacto accidental directo o indirecto, con una cosa, se
halla asimilado a las partes sueltas del objeto o de la persona, y es dócil a
los ritos de la magia contagiosa: los alimentos, los vestidos, los lugares
ocupados, el ambiente habitual o no etc. Muy lejos de nosotros, en la Grecia
Antigua, una máxima Pitagórica recomendaba borrar, al saltar del lecho, las
huellas del cuerpo en las sábanas para preservarse de posibles encantamientos.
Con igual espíritu, el primitivo destruye los relieves de su comida y roba los
de sus enemigos.
- 2)
Los ritos imitativos u homeopáticos: Para el mago, “todo semejante
llama a su semejante” (Frazer) y este llamado parece funcionar de dos maneras:
o es una suerte de drenaje oculto, en dirección de una cosa de todo lo que puede
parecérsele o es una especie de imitación a distancia. En el primer caso, el
mago, empeñado en desalojar o modificar algo, o en hacerlo aparecer utiliza lo
semejante como imán natural. De este modo, la becada marina (plumaje pardo,
ojos dorados) atrae lo amarillo, de ahí la idea corriente entre los antiguos
griegos de que bastaba que un enfermo de ictericia mirase fijamente a esa ave
para curarse. La medicina mágica tiene muy en cuenta estos tratamientos
homeopáticos. Las enfermedades del hígado en la India antigua se curaban con
las siguientes maniobras: se ataban al pie de la cama del enfermo varios
pájaros amarillos, ligados entre sí por una pata con un hilo amarillo y se
decía: “que tu mal de corazón y tu tez amarilla se levanten y sigan al sol” (que
también es amarillo). La gran mayoría de los ritos analógicos pertenecen por lo
demás al segundo tipo: la magia es una pantomima. Es cuestión de procurarse
fabricar o hasta contentarse con imaginar una trama de acontecimientos
simétrica con lo que se desea. Para hacerse dueño de la lluvia, el sol o el
viento, se monta un escenario donde plumones y grandes piedras figuran cirros y
cúmulos, sangre derramada representa la lluvia, un objeto redondo con una cinta
roja rodeado de plumas, el sol; velos y palos agitados por el viento. Las
prácticas casi universales de la defixión (“pinchado de muñecos) derivn
generalmente de la acción mimética. El hechicero fabrica una figurilla hecha a
imagen de la persona elegida con frecuencia una estatuilla de cera o un muñeco
o bien toma una rana (India, Asiria), una mandrágora (ciertas comarcas
europeas) y se le hacen pinchazos, fracturas o lo quema, entierra o ahoga. Su
enemigo sufre a la distancia los mismos suplicios. Los dos tipos de ritos de
transmisión están casi siempre combinados: o bien la imitación que es operación
capital, utiliza el contagio para duplicar su efecto, o bien el contagio supone
una acción mimética. Por ejemplo: ciertos primitivos fabricaban figurillas de
animales acuáticos (mimetismo) y las colocan en las alturas para atraer la
lluvia (contagio). El mago puede sin duda seleccionar, como materiales de su
operación ya sean las partes de un todo o los representantes simbólicos de una
cosa; al poner en acción su hechizo, le es imposible apelar exclusivamente a la
acción contagiosa o por similitud.
b) Los ritos de generación
La magia no se contenta con transferir
propiedades. Suele forjarlas. Es allí donde aparece a plena luz la fuerza
del deseo. El primitivo encanta su flecha: “ve, recta y mata”. ¿Se
dirá que simplemente la transmite su voluntad de matar? Pero él nunca se ha
desprendido de tal voluntad, que se ha constituido inmediatamente como fuerza
real y sostén místico de la flecha material.
Pero volvamos al texto de Freud.
Coincidentemente con lo que veíamos, Freud sostiene que el hombre primitivo
tiene una confianza desmesurada en el poder de sus deseos. El niño trata de
satisfacer sus deseos de una manera alucinatoria y lo realiza por la excitación
centrifuga de sus órganos sensoriales. En él todavía no se enlaza a esto la
aptitud motora que si ya se verá en el primitivo.
La técnica que rige la magia sería la “omnipotencia
de las ideas”. Término éste que, según Freud, se lo debe a
un enfermo suyo de características obsesivas, al cual la bastaba pensar en una
persona para encontrársela, como si de alguna manera la hubiera llamado con su
pensamiento.
Ejemplos como éste se repiten a diario
en la clínica, como: “Prefiero que me bochen en el examen con tal de que a mi
sobrinito le pongan un felicitado en el cuaderno”. Si llevo siempre conmigo
este objeto que me sirve de amuleto lograré que no se me acerquen aquellas
personas por las cuales no siento demasiada estima”.
La “omnipotencia de las ideas” se ve
con mayor claridad en los neuróticos obsesivos, lo que no quiere decir que no
exista en las demás neurosis y de hecho existe ya que en todas ellas es la
realidad intelectual y no la exterior la que prevalece y rige la formación de
los síntomas. El histérico en sus crisis y accesos repite sucesos que sólo han
ocurrido en su imaginación.
Imposible es también tratar de explicar
por faltas cometidas en la realidad el sentimiento de culpabilidad de los
neuróticos que podría equiparse o ser justificable en un asesino, pero como
dice Freud algo de base real tienen, ya que se basan en los fuertes deseos de
muerte inconscientes que un individuo puede sentir frente a otro. Al someter a
los neuróticos a tratamiento y al hacer consciente lo inconsciente se ve que
siempre temen decir lo que piensan, es como si exteriorizar sus malos deseos,
sería lo mismo que cumplirlos. La “omnipotencia de las ideas” evoluciona en las
distintas concepciones del mundo de una manera diferente:
1) En
la fase animita: el hombre se atribuye a sí mismo la omnipotencia de las ideas.
2) En
la fase religiosa: se la cede a los dioses sin renunciar del todo a ella, ya
que se reserva el poder de influir sobre los dioses de manera tal que los pueda
hacer que actúen de acuerdo a sus deseos.
3) En
la fase científica: ya no habría lugar para la omnipotencia de las ideas ya que
en ella el hombre ha reconocido su pequeñez y se ha resignado a la muerte.
Luego hace Freud un paralelo entre
estas concepciones del mundo con respecto al desarrollo libidinal del
individuo.
A la fase animista correspondería el
narcisismo (el individuo se comporta como si estuviese enamorado de sí mismo y
las pulsiones del yo y los deseos libidinosos todavía no se encuentran
totalmente diferenciados).
La fase religiosa se caracteriza por la
fijación de la libido a los padres. La fase científica sería como un estado de
madurez en que el sujeto renuncia al principio del placer por el de realidad
(aunque como sabemos el primero no se abandona de una manera definitiva) y
busca su objeto en el mundo exterior.
El único lugar en el cual sigue
dominando la “omnipotencia de las ideas”, seria: en el arte, en
el cual el hombre gracias a una ilusión artística cree satisfacer sus deseos
como si se tratase de algo real.
¿Cuál sería el mecanismo que impulsó al
hombre primitivo a hallar en el exterior sus propios procesos psíquicos?
Estamos en presencia del mecanismo conocido por nosotros como es la proyección,
la que implica un alivio psíquico.
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