Psicopatología
psicoanalítica
En la última década del siglo XIX, Freud orienta su atención hacia el
tratamiento psicológico de los neuróticos en particular de la histeria,
realizando ensayos y observaciones, que conducirán finalmente a la creación del
psicoanálisis.
Octave Mannoni, señala que su carrera se construye sobre un juego de
palabras: Freud es neurólogo y tratará las afecciones nerviosas.
El método catártico
En un primer
momento, y en colaboración con Breuer, Freud aplica el método catártico.
Este consistía
en hacer al paciente, una vez que éste se encontraba hipnotizado, una serie de
preguntas relativa al origen de sus síntomas, y permitirle de ese modo una
descarga emocional.
Se demuestra así que los síntomas histéricos son causados por trastornos
emocionales correspondientes al pasado; tales acontecimientos pueden ser
rechazados por la consciencia pero recobrados por medio de la hipnosis.
Freud
no se muestra muy atraído por la hipnosis; encuentra que su efecto terapéutico
no es durable, que no todos los pacientes son hipnotizables, y además se
presenta como un procedimiento cercano a la magia.
Por ello, durante un breve
periodo, entre 1895 y 1899, utilizó las enseñanzas de Brenheim, es decir la
sugestión en estado de vigilia; coloca la mano en la frente del paciente
asegurándole que podrá recordar lo que hasta ese momento no podía.
Demuestra que los acontecimientos penosos no han sido olvidados, pero la
técnica resultaba ardua y penosa porque el terapeuta choca con la resistencia
del paciente.
Era necesario para lograr la curación levantar las resistencias
que se oponen al paciente al logro de la misma.
Para ello se hacía necesario
suprimir el rechazo del paciente contra sus tendencias criticables, suprimir
sus defensas que se oponen como obstáculos.
Y en ello consiste la técnica
psicoanalítica: lograr del paciente el abandono de sus actitudes críticas e
interpretar el material que va aflorando.
El postulado del determinismo mental
indicaba que todo lo que el paciente dice se relaciona con el punto de partida
de sus síntomas. Esta es la “regla fundamental de la libre asociación”, el
paciente debe decir todo lo que se le ocurra por más absurdo, trivial o
desagradable que le parezca.
Junto con la exposición de las ideas que se van produciendo en el curso
de la asociación, se van liberando afectos reprimidos.
Psicoanalísis
Freud denomina
psicoanálisis a la interpretación del material, procedimiento de investigación
y a la vez terapéutico. Pronto el descubrimiento de la transferencia permitirá
completar sus bases de sustentación.
Su primera formulación aparece con la
histeria, en 1895, y en el análisis del caso Dora, que se terminó en 1899, pero
fue publicado en 1905.
Durante el proceso psicoanalítico, el paciente en vez de
recordar repite en su relación con el psicoanalista pautas de comportamiento,
matriz que tuvo lugar en la infancia, o relación significativa con su núcleo
familiar. La interpretación que el analista realiza sobre el discurso del
paciente le van permitiendo conocer el modo como se vinculó en el pasado, las
fantasías inconscientes que determinan su conducta, aprendiendo a manejar
emociones que en el pasado no supo hacer y de las cuales se defendió, excluyéndolas
de su consciencia.
¿Cuáles son los cambios
que introduce el advenimiento del
psicoanálisis con respecto a la concepción de los desordenes de la conducta?
Dice al respecto Daniel Lagache:
“Al
final del siglo XIX la patología mental estaba en pleno surgimiento y
desarrollo; subsistían muchos interrogantes, pero los psiquiatras poseían una
cantidad de conocimientos acerca de las formas clínicas, la evolución y las
causas de las “enfermedades mentales”.
El
diagnostico estaba orientado hacia la identificación de las especies mórbidas,
las explicaciones causales –consideradas primordialmente por los
descubrimientos anatomoclínicos-, hacían intervenir en un primer plano la
constitución hereditaria, lesiones o perturbaciones corporales reales o
hipotéticas; a las acontecimientos de la vida se les otorgaba un papel
ocasional.
El psicoanálisis ha modificado en escasa medida de los cuadros de la
nosografía psiquiátrica (descripción de las especies de enfermedades).
El
rasgo esencial de la actitud psicoanalítica es el esfuerzo por captar la
significación total del cuadro clínico, expresando las relaciones del paciente
consigo mismo y con el mundo, y un momento evolutivo de su personalidad. En
otros términos, la originalidad del psicoanálisis es la aportación de un
concepto funcional de las enfermedades mentales.
La
“enfermedad mental” es un ensayo de ajuste, una tentativa para solucionar los
problemas que se le han planteado al individuo y que no ha sabido manejar de
modo más satisfactoria.
El
psicoanálisis está de acuerdo con la concepción biologista y admite la
importancia básica de las condiciones corporales (herencia, edad y maduración,
procesos fisiopatológicos), pero ha colocado el acento en el papel de las
experiencias individuales (situaciones, acontecimientos, traumatismos,
factores, familiares y sociales); lo que actualmente llamamos “aprendizaje” por
oposición a la “maduración”. Como tesis general, los factores cuantitativos
(económicos) son los determinantes, por ejemplo, la fuerza de las estimulaciones
externas e internas, el desarrollo y la fuerza del yo. Pero en el punto de
partida es imposible sospechar quién será un hombre enfermo y quién será sano;
la diferenciación se hace en el curos de la vida.
La enfermedad actualiza y
desarrolla características que están latentes –al menos poco molestas o poco
notorias-, en el hombre sano.
La
teoría de Freud de series complementarias articulará la relación entre lo
interno y lo externo, lo que Lagache denomina maduración y aprendizaje, en la
cita extensa que reproducimos textualmente con anterioridad.
En el
desarrollo del pensamiento freudiano hay contradicciones entre lo legitimo del
desarrollo del psicoanálisis como teoría y práctica, y el anhelo que expresa
repetidas veces, en distintos puntos de su obra, de su reducción última, a una
disciplina biológica que confirmara en dicho plano sus descubrimientos. Pero
esta reducción no hace sino marcar el límite impuesto a la investigación
psicoanalítica como búsqueda de sucesos o traumas que permitan explicar etiológicamente
al síntoma. Y tuvo presente, desde el comienzo, como problema bajo la forma de
lo constitucional. Para dar respuesta a este problema, Freud elabora su tesis,
su teoría de las series complementarias que es “más que un simple esquema
causal, por todo lo que abre como posibilidades operatorias y conceptuales.
+
=
NEUROSIS
Siguiendo
a Rafael Paz, podemos señalar que este esquema se apoya en:
1. El concepto de multideterminacion de lo psíquico.
2. El acento no está puesto a priori en ninguno de los
factores en juego, y su importancia relativa depende de las circunstancias. Por
ello se encuentran como disposición y no como destino.
3. La existencia de círculos retroactivos de
determinación que esto supone, permite la inclusión terapéutica en el sistema
(Pichon Riviere).
4. Y en esto reside el valor heurístico de la teoría,
que permite la búsqueda y hallazgo de significación aun en aquellas conductas
más desorganizadas.
5. Esto último no implica mecánicamente que la
interpretación pertinente debe traducirse puntualmente en la desaparición del
síntoma. Es diferente la interpretación como instrumento técnico del
interpretar como la conceptualización teórica del significado de lo observado.
Es importante recalcar que la psicopatología es una
disciplina teórica, recurre al plano empírico para verificar teorías mientras
la clínica, que se basa en las elaboraciones teóricas, en el contacto con el
paciente, persigue como objetico curar anomalías.
Si bien sus relaciones son complementarias, no por
ello sus diferencias son menos evidentes. ¿Por qué separar tanto la
psicopatología de la clínica? Quizás porque se tendió a juntarla de tal manera,
que se creyó que aquello que no podía ser investigado “en los pacientes” no
existía o no era pertinente al campo de la investigación, del psicoanálisis…
Luego hubo una tendencia a reducir el campo de la investigación al de la
observancia clínica, lo que llevó a promocionar un inconsciente “dinámico” que
produce efectos en los neuróticos y que uno hasta podía pensar que ni siquiera
existe en los “sanos” (…)”.
Por lo tanto, el objetivo inmediato de la psicopatología
no es la operatividad interpretativa, la que constituye para esta disciplina un
dato.
Freud mismo establece la distinción entre el interpretar
como rescate del significado y la interpretación como instrumento técnico, cuando
señala la necesidad de elaboración que se cumple en el proceso analítico, esto es
“la necesidad de enfrentar una y otra vez, desde distintos ángulos los derivados
que retornan de la represión para poder ir haciendo “consciente lo inconsciente”
a través de sucesivos y provisorias construcciones.
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