Psicopatología
psicoanalítica
Las premisas teóricas freudianas,
tanto en lo que respecta al campo de la normalidad en “Interpretación de los
sueños” y Psicopatología de la vida cotidiana”; como en el campo patológico
propiamente dicho, en que los historiales clínicos de Freud conforman un
ejemplo de trabajo psicopatológico válido.
Antes decíamos que el nuestro es
el campo psicoanalítico, por tanto contempla la existencia de una instancia
psíquica más allá de la consciencia, (metapsicología).
Aceptamos la postulación
freudiana del Edipo, y entendemos la enfermedad mental atendiendo al concepto
de Series complementarias.
En una psicopatología
psicoanalítica no hay lugares fijos, no hay una delimitación precisa entre salud
y enfermedad, entendemos estos conceptos conforme a un modelo analógico a la
cinta de Moebius, un continuo, sin principio ni fin, no un segmento. Y a la vez
como un todo, sin un afuera y un adentro, una dinámica.
Concepto de psicopatología para Freud
Para Freud, el término “psicopatología” alude a todas aquellas
formaciones que se producen en el discurso, lapsus, olvidos, cuyas
características son similares a los síntomas y al sueño, y que se
presentifican, permiten de ese saber sin sujeto que llamó inconsciente.
De esta
manera, la “psicopatología” está estrechamente vinculada a la determinación
inconsciente, del mismo modo como la clínica freudiana no puede ser separada
del concepto de transferencia.
Dentro de la psicopatología, entonces, se
incluyen todas las formaciones del inconsciente, tales como:
- la psicopatología de la vida cotidiana,
- lapsus,
- olvidos,
- equivocaciones en la escritura,
- los sueños,
- alucinaciones y
- síntomas,
Imposible sería en caso contrario la articulación de
esta teoría general, si la diferencia que separa a estos pacientes de los otros
fuese cualitativa.
El inconsciente
Al hablar de psicopatología dijimos determinación inconsciente.
Es necesario no perder de vista que el inconsciente trabaja y su meta es
la realización de deseos.
Y ello produce transformaciones a los fines pulsionales.
La “pulsión” que es el límite entre lo somático y lo psíquico, implica la
articulación de dos órdenes distintos, la vida psíquica sólo conoce la pulsión
a través de sus representantes.
Y el sueño, como realización encubierta de deseos, es una afirmación que
no puede separarse del concepto de inconsciente.
Rápidamente el sueño es
relacionado en la obra freudiana con la neurosis y la psicosis.
El sueño en los neuróticos
El sueño es relacionado en la obra de Freud con la neurosis por cuanto tienen en común ser una satisfacción de
compromiso, al igual que el síntoma que aparece en la neurosis, porque en ambos
existe una realización alucinada del deseo. Vemos que el inconsciente, realización
y deseo son tres conceptos que se ordenan y se correlacionan respectivamente.
En el texto “La interpretación del los sueños” Freud dice: “El cumplimiento de
un deseo tendría que ser, por cierto, causa de placer, pero ¿Para quién?
Naturalmente para quien tiene ese deseo.
Pero sabemos que el que sueña mantiene
con sus deseos relaciones totalmente particulares: los rechaza, los censura, en
una palabra, no los quiere. Su realización no puede procurarle placer, por el
contrario, la experiencia muestra que se presenta bajo la forma de angustia. En
relación con los deseos de su sueño, el que sueña funciona como dos personas
unidas, sin embargo, por una gran comunidad.
El deseo se inscribe en una relación intersubjetiva.
Si tomamos como modelo la primera experiencia de satisfacción, el deseo
puede ser definido como el movimiento que se produce desde el displacer (que es
actual) hacia el placer (esperado).
A través de sus formaciones, ello (eso) habla.
En el tratamiento psicoanalítico, en la sesión, más que atribuirle al
analista un saber al que rápidamente se acopla el paciente, de lo que se trata
es de adjudicarle un sujeto a un saber (el del inconsciente).
Algo así como
permitir que emerja a través del discurso del paciente, aquella parte de él que
goza por medio de sus formaciones (síntomas, sueños, lapsus, etc.)
Llegados a este punto, es posible decir,
Llegados a este punto, es posible decir, que se ha superado una inversión
en cuando a los comienzos de la psicopatología como rama de la clínica
psiquiátrica, donde se privilegia la mirada, el “ojo clínico”, que permitiría
el diagnostico, la inclusión del paciente como portador de una enfermedad
dentro de una categoría nosográfica determinada. Y su palabra carecia de
sentido, y por lo tanto no era escuchada, ya que la función del ojo que
escrutaba buscaba más allá de su cuerpo vivo y sufriente, la lesión orgánica,
que cadáver descubriría.
Hemos retrocedido en el tiempo hasta la concepción anatomoclínica.
Metafórica y casi lateralmente, es su silenciamiento el que permitirá encontrar
la causa que provoca sus síntomas.
Y siguiendo aquello de que “no hay ciencia sino de lo general”, tal como preconizaba
Aristóteles, era necesario dejar de lado lo específicamente particular en cada
caso y hallar aquello que era común a un grupo de anomalías. Así, a costas del
enfermo, que era poco menos que un obstáculo puesto que con sus peculiaridades
no hacía sino oscurecer el cuadro, los rendimientos anómalos que posibilitaron la descripción de regularidades
observables patológicas o de ruptura con una regularidad, conformando el
basamento de la psicopatología tradicional.
Psicopatología
tradicional
1.
Fracturas bruscas en la continuidad del
devenir (esquizofrenia)
2.
Formas básicas de enfermedad (psicosis
clínicas)
3.
Descensos del nivel medio (demencias,
oligofrenias)
Se configuraron de esta manera cuadros nosológicos sobre la base
de algunas cristalizaciones conductales típicas de cuya descripción en detalle,
y por intermedio de un lenguaje especifico se ocupa la semiología.
Este
ordenamiento permitía orientarse entre, al decir de Jasper, “los rendimientos
observados” y las “vivencias comunicadas”.
Al mismo tiempo se enfatizó, dentro
de los aspectos más neurotizados, más primitivos de la conducta, lo que
posibilitó la investigación de aquellas perturbaciones que aun a pesar de la
enorme complejidad y riqueza como se manifiesta, están vinculadas a
alteraciones profundas en el contacto con la realidad.
Rafael Paz señala el peligro que representa la naturalidad de tales
configuraciones sintomáticas típicas, “esto es característico de cierta actitud
nosografista que encuentra la “specie morbosa” ideal en la P.G.P. y que enraíza
en un modelo de pensamiento médico para el cual la verdad, en cuanto realidad
última, reside en lo corporal. Los otros niveles de determinación son considerados como
superestructurales en el sentido de menos significativos, y no relevantes en
última instancia. En síntesis, un reduccionismo biologista”.
Ya hemos visto que esta actitud reposa en el privilegio otorgado a la
mirada, y junto con ella el tacto, que puede atravesar la opacidad del cuerpo,
cuya muerte iluminara develando el misterio que la vida ocultaba. Mirada que
cosifica puesto que sólo busca reconocer un locus, o el síndrome a través de la
multiplicidad de los fenómenos; si el síntoma “habla”, el ojo no escucha y el
desencuentro es total. Aislado cada uno en su universo, el “enfermo mental” y
el médico representan cada uno la locura y la razón, respectivamente. Y por ser
únicamente sinrazón, la locura no tiene sentido y la razón del médico no puede
ser otra cosa que impotencia.
Algo de historia
Pero es justamente a causa de su impotencia frente a aquellos trastornos
denominados “nerviosos” que en la década que va desde 1880 a 1890 van
desarrollándose una seria de rasgos en la medicina psicología, donde empieza a
desplazarse el acento del ojo al oído como órgano de conocimiento.
Estos rasgos podrían enumerarse de esta forma:
Interés por las
neurosis:
1.
en particular por la histérica Anna O.,
fue el primer caso tratado por Breuer entre los años 1880 y 1882.
2.
En
la “Histeria”, de 1895 de Breuer y Freud es publicada la observación que Freud
conocía desde hacía tiempo. Lo que quisiéramos recalcar aquí, en consonancia
con lo que veníamos diciendo, es que esta joven de 21 años, histérica, que
presentaba una serie de síntomas clínicos, que comenzaron mientras cuidaba a su
padre de una enfermedad –por la que murió-, pronuncia, durante sus ausencia en
el tratamiento, palabras que Breuer va a utilizar cuando la sume en estado
hipnótico. Breuer oye estas palabra que parecen vincularse con cuestiones muy
íntimas para el paciente. Y utilizándolas como estimulo, bajo hipnosis la
paciente las explicitan y recuerda sucesos olvidados y el síntoma desaparece.
Interés por la hipnosis
·
Se
utiliza la hipnosis como medio de investigación
·
En
Francia, J.M. Charcot, profesor de clínica de los enfermos del sistema nervioso
en 1882, publicó un informe sobre los estados nerviosos que habían podido ser aislados
de la hipnosis de los histéricos, tales como la letargia, catalepsia,
sonambulismo, etc. Para este investigador tales estados sólo podían observarse
con total nitidez en los histéricos.
·
La
histeria y la hipnosis fueron objeto de muchos trabajos.
·
En
sus clases, entre 1884 y 1885, Charcot muestra las relaciones entre las
parálisis histéricas y los traumatismos emocionales, las ideas y las
preocupaciones que el enfermo presentaba en relación con su traumatismo físico.
·
Se
adhiere a esta concepción el alemán Moebius (1888).
·
Para
Berheim, de la Escuela de Nancy, cuya orientación era más clínica y
terapéutica, la hipnosis, se apoya en una credulidad que es natural a las
personas, por la cual éstas pueden ser fácilmente hipnotizadas.
·
Más
que por los problemas psicológicos y su conceptualización teórica, a Bernheim
le interesan los efectos prácticos y terapéuticos que la sugestión. Y el
critica las tres fases hipnóticas descriptas por Charcot y la escuela de
Salpetriere, señalando que es un hipnotismo de cultura.
Acción patógena de los recuerdos
Ø Descubrimiento de la acción patógena de los
recuerdos inconscientes de acontecimientos traumáticos.
Ø Los primeros estudios de Pierre Janet, entre 1886 y
1889, demuestran la acción patógena de los recuerdos olvidados de
acontecimientos ligados a emociones violentas. En su obra “Automatismo
psicológico” de 1889, señala que el recuerdo traumático no puede ser revivido
en estado de vigilia, sino solamente si se hipnotiza al enfermo; cuando los
síntomas del paciente permitían sospechar la existencia de lagunas, lo que el
tratamiento perseguía era determinar si los sueños, el sonambulismo, las
escrituras automáticas, no actualizaban los recuerdos ocultos.
Terapéutica
ü La hipnosis, la sugestión y la catarsis ejercen
acción terapéutica.
ü El psicoanálisis surgirá de aquellos sectores de la
patología que constituyeran el residuo marginal de la psicopatología y
neurología clásicas (Paz).
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