Sociogénesis
Desde hace aproximadamente cincuenta años,
disciplinas tales como la Antropología y la Sociología adquieren un enorme
desarrollo.
Y es el estudio comparativo de las culturas que generó numerosas investigaciones
cuyos alcances se hacen extensivos en lo que a nosotros concierne, a la
psicopatología entre otras.
El evolucionismo: sus tres postulados son:
1- En los encadenamientos históricamente
independientes o en las tradiciones culturales se desarrollan paralelismos
genuinos de forma y función.
2- Esos paralelismos son inexplicables por la acción
independiente de una causalidad que en todos los casos es idéntica.
3- Que se encuentran en las culturas avanzadas:
supervivencia de los estadios sobrepasados; en ese sentido responden como
residuos, como huellas mnémicas o símbolos mnémicos los mitos, ritos, las
religiones, y también la patología mental, dentro de ciertos límites.
No cabe duda que el evolucionismo unilineal, clásico
del siglo XIX, que tomaba culturas particulares y las ubica en estadios de un
encadenamiento universal. Dice al respecto J. Steward: “(…) Las
reconstrucciones históricas de los evolucionistas unilineales del siglo XIX se
caracterizaban por presuponer que todas las culturas atravesaban paralelas y
genéticamente no emparentadas. Ese presupuesto está en conflicto con el
relativismo cultural o particularismo histórico del siglo XX, que consideran
que la evolución cultural es esencialmente divergente (salvo en la medida en
que la difusión tienda a nivelar las diferencias)”.
“(…) Esta discrepancia en cuanto a los hechos
históricos fundamentales se refleja en la taxonomía cultural. Las categorías
principales de los evolucionistas unilineales son, ante todo, estadios evolutivos
aplicables a todas las culturas: las de los relativistas y particularistas son
áreas culturales o tradiciones. La diferencia en los enfoques es inclusive un
problema de lógica de la ciencia: Los evolucionistas eran deductivos a priori,
esquemáticos y de tendencia filosófica, los relativistas son fenomenólogos y de
tendencia estética (…)”. Entre los primeros son sus principales representantes:
Morgan, Taylor y Frazer.
A partir de las investigaciones de Freud, este antropólogo
formula la hipótesis de que el origen de las estructuras sociales se halla en
los instintos del hombre. Para satisfacer y asegurar las necesidades básicas
(entendidas como pulsiones primordiales que tienden a la satisfacción) se
organizan instituciones, o sea dichas pulsiones son transformadas en
hechos culturales.
La indefensión del
cachorro del hombre, su necesidad de alimentación y cuidados originan la
institución de la familia. El determinismo
primario, entonces, alude a aquellas necesidades humanas en función de las
cuales surge, como respuesta social, las instituciones sociales. Existiría una
profunda unidad funcional que liga las necesidades primarias a las respuestas
secundariamente elaboradas por la cultura.
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