miércoles, 4 de mayo de 2016

Escuelas organoenéticas




ESCUELAS ORGANOGENETICAS

Esta denominación tiene su justificación en tanto que comprendemos que las diversas posturas que asimilamos a esta categoría admiten todas ellas la hipótesis de que el origen de la enfermedad mental estaría relacionado, estaría situado esencialmente en una insuficiencia, una lesión, un desequilibrio a nivel somático.
Si bien ese elemento de identidad nos permite situarlas en un conjunto, existirán desarrollos actualizados que no admitirán esta fragmentación del ser humano. Estas posturas en su modo más radicalizado sostendrán el “organicismo” que en disputa con el “psicologismo” dio origen a acaloradas como estériles discusiones a lo largo del tiempo.
Este organicismo seria la bandera de cohesión que esgrimió la tradicional Psiquiatría Clásica.
Citaremos a K. Schneider por considerarlo conspicuo representante de esta posición: “El concepto de enfermedad es precisamente para nosotros, en Psiquiatría estrictamente médico, enfermedad propiamente dicha no existe sino en lo somático, y denominamos morboso a lo psíquicamente anormal cuando es susceptible de ser referido a procesos orgánicos morbosos” (…) “No conocemos los procesos morbosos que se hallan en la base de la ciclotimia y la esquizofrenia. El que se hallen fundamentalmente sobre enfermedades constituye una conjetura que goza de sólido apoyo. La herencia frecuente, las vinculaciones con los procesos genéticos y las alteraciones somáticas generales que muchas veces se hallan no son para ello tan importantes como los siguientes hechos psicopatológicos: El que aparezcan, entre otros, síntomas tales que no guardan analogía alguna con la vida psíquica normal y con sus variantes anormales. En su abrumadora mayoría no se puede referir estas psicosis a vivencias, no se hallan motivadas por éstas. No son influidas en modo apreciable por tratamientos psíquicos, sí, en cambio mediante tratamientos somáticos.
Más ante todo quiebran las leyes y normas que rigen la continuidad del sentido del desarrollo vital”… “Una interpretación especulativa que los considerase como reacciones de conflicto enmascaradas (“neurosis”) es para nosotros absolutamente inadmisible.
¿Es posible imaginar que “el ama” se puede transformar por sí sola de un modo tan grotesco sin que ello sea causado por una enfermedad del cuerpo?... Mucho se habla hoy del origen psíquico de enfermedades, de su psicogénesis. A este respecto diremos lo siguiente: La enfermedad posee (como todas las cosas) no solamente unas muchas de hecho, infinitas condiciones determinante. Aquel factor (conocido o desconocido) del haz causal, sin el cual la enfermedad no podría ser, no es jamás de naturaleza psíquica”.
Creemos que el párrafo con que termina el artículo de Schneider es de suma importancia por las repercusiones que trae aparejado:
“Un más profundo motivo de la tendencia de “psicologizar” las enfermedades residiría quizás en la necesidad de convertir la enfermedad en algo subordinado al hombre, mediante su inclusión en vinculaciones de motivos… para lograr así su dominio. No se quiere soportar nada, pues uno mismo es quien quisiera conducir por sí mismo. Un alzamiento titánico contra el destino y sus fundamentos metafísicos”.
Es interesante observar la critica que hace Rafael Paz a los conceptos de Schneider, para esto citaremos un párrafo de su libro “Psicopatología”: “Lo grotesco, o sea lo raro, lo desagradable, lo psicótico, no puede ser sino corporal. “Cuerpo connota así todas las determinaciones desconocidas del comportamiento”.
Este pensamiento se apoya en elementos reales: La existencia de trastornos cualitativamente distintos es un hecho que se impone por evidencia empírica, pero el problema no concluye aquí, sino que comienza. ¿   Qué hacer con lo nuevo?
Una posibilidad es apelar a un concepto límite, expresado aquí con la idea de “cuerpo”, ya que no funciona en el nivel empírico, como síntesis de observables, sino ideológico.
En él, constituido como zona muda de la teoría, se depositarán todas las determinaciones vinculares y sociales no exploradas, para finalmente erigirlo en misterio y asignarle un carácter irreverente a la intención investigadora.
La ecuación: Enfermedad-médico-organicidad se muestra evidente y verdadera en la medida en que refleja un universo asociativo familiar, por lo que impone como dato “a priori” y cierra la posibilidad de un diálogo más profundo”.
Por supuesto no todos los autores que englobamos dentro de estas escuelas tienen un “afán” filosófico tan elevado como Schneider. Sintéticamente podríamos decir que existe toda una corriente dentro de esta escuela que denominaremos de orden mecanicista. Esta considerará que la patología mental es el resultado de una alteración neurológica y ésta se traducirá de un modo lineal, directo (sin mediación) de las primeras.
El esquema de causación y formación que proponen es “restrictivo” ya que supondrán la enfermedad mental como un conjunto semiológico, o sea que nos encontramos ante un orden de recorte y definición implícita de la enfermedad mental a través de una teoría etiológica.
La etiopatología variará según los recortes somáticos. La teoría de las localizaciones pondrá su acento en el de las lesiones cerebrales. La teoría bioquímica lo harán las alteraciones metabólicas. La teoría reflexológica identificará debilidades funcionales en la constitución cerebral. La psiquiatría bilógica que agregará a los factores antedichos las anomalías genéticas.
Para toda esta concepción de la enfermedad mental sería englobada como una enfermedad orgánica más, y para ser más específicos, como una enfermedad cerebral. Su preocupación, por lo tanto, será determinar esos puntos, zonas, localizaciones, estructuras, que se hallan afectadas.
Esta corriente mecanicista sostenida por la psiquiatría bilógica se ampara en su ejemplo prototípico, el cual se refiere a la etiología de la P.G.P. Así se hablara de la causa, un treponema, una lesión: La meningoencefalítis, y un síntoma, el delirio eufórico.
Esta tríada: Causa, lesión, síntoma, compondrá el vector causal. Y si bien este sistema etiológico no ha podido ser demostrado en otras patologías mentales, es en su ratificación que se hallaran abocadas la psiquiatría mecanicista.



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