miércoles, 11 de mayo de 2016

Escuelas psicogenéticas



ESCUELAS PSICOGENETICAS

Intentaremos, al igual que lo hicimos con las escuelas anteriores, describir aquellos ejes primordiales que cada una de las escuelas psicológicas privilegiará, en relación al concepto de salud y enfermedad mental.
Todas ellas desde la psicología del siglo XIX y su taxinomia de las funciones, hasta el psicoanálisis francés contemporáneo impregnado del estructuralismo, de la dialéctica hegeliana y la antropología han delineado, de alguna manera, con o sin intenciones de hacerlo, conceptos que pueden adscribirse a nociones de salud y enfermedad mental.
Como decíamos, la psicología del siglo XIX, comprendía los estados patológicos por las disminuciones o aboliciones de distintas funciones o aptitudes, alteraciones de la memoria, la atención, la inteligencia, del campo de la conciencia, etc. Estas conceptualizaciones entrarán en crisis con la ruptura epistemológica efectuada por Freud con el descubrimiento del inconsciente; dividiendo así en forma tajante, la historia misma de la psicología, esta ruptura entonces relacionará a los procesos patológicos una determinación inconsciente; esta determinación nos ligará al persistente trabajo de lo inconsciente en su búsqueda de realización de deseos. Lo inconsciente parecerá en sus efectos, en las formaciones de su lógica: Actos fallidos, sueños, chistes.
Tres textos se constituirán así, en ejes primordiales para la comprensión de sus manifestaciones, “Psicopatología de la vida cotidiana”, “La interpretación de los sueños”, y “El chiste y su relación con el inconsciente”.
Así, la psicopatología abarcará también a los procesos de la vida cotidiana, despojándose del saber positivista que la constituía hasta entonces. Los síntomas como producciones metafóricas funcionarán como significantes en el orden de un discurso y como producciones transaccionales intersistémicas.
En desarrollos posteriores del pensamiento freudiano, G. García dice: “El discurso psicoanalítico es el lazo social determinado por la práctica del psicoanálisis: Allí no se aloja ninguna taxinomia. No hay otro bien que el biendecir, pro el biendeceir no dice dónde está el bien (la normalidad, la salud, la madurez, etc.)”.
Siguiendo la idea de sobredeterminación inconsciente podemos citar a Rafael Paz: “El concepto freudiano de sobredeterminación, ocupa, en este sentido, un lugar peculiar en el sistema, pues cabalga sobre ambos sistemas.
En efecto, en un sentido representa “la concurrencia de varios factores, para dar nacimiento a una de estas afecciones (J. Laplanche y Pontalis), en otro la convergencia en un síntoma o en una representación onírica de múltiples significados, de tal forma que el análisis de aquel conducirá, por la arborescencia de los significantes hasta “nódulos compuestos por los recuerdos de sucesos o de procesos mentales en los que ha culminado el factor traumático o ha hallado la idea patógena su más puro desarrollo (U.L. y J.P.)
Estos desarrollos nos remiten al concepto freudiano de series complementarias, factor constitucional, experiencia infantil y desencadenante, que junto a los criterios de regresión y fijación articularán la conformación de las distintas estructuras patológicas.
El criterio de normalidad en Freud estará vinculado a la sexualidad y su desarrollo, así la síntesis genital constituirá el modelo de salud, éste podrá ser relativizado, a la luz de la contingencialidad objetal, de la pulsión, el goce de las parcialidades, la capacidad erógena del cuerpo en su totalidad, la subversión del cuerpo de la anatomía, etc.
El intento, entonces, de definir la relación sexual normal, se entenderá por la proposición de delimitar el campo de lo femenino y lo masculino por sus avatares a la castración, lugar de la diferencia sexual.
Otros de los criterios de enfermedad mental, donde quedaría implícito el de salud, es el que comprende la noción de conflicto, generalmente entre pares opuestos (pulsión del yo vs. Pulsión sexual; Eros vs. Tánatos) así como la oposición intersistémica (oposición entre instancias) estos conflictos devendrán síntomas, como formación transaccional, transitoria o permanente. Ahora bien, deberemos entender esa producción no sólo en su carácter negativo sino en su positividad restitutiva. El sujeto en Freud es conflicto, la idea de homeostasis derivada de la teoría económica lo confirma.
Desarrollos posteriores a Freud, como los efectuados por Melanie Klein, establecerán también desde posiciones psicoanalíticas algunos criterios de normalidad. S. Isaac establece que lo normal estriba en la forma en cómo son tratadas las fantasías inconscientes los procesos por medio de los cuales son elaborados y modificadas, y no de la gratificación directa o indirecta que logran en el mundo real. Y por último, el grado de adaptación al mismo que estos mecanismos permiten.
Otro desmembramiento de la teoría psicoanalítica, y que resulta de cierta utilidad para la delimitación del campo de la salud y la enfermedad mental, lo constituye el desarrollo efectuado por E. Erikson. Este describe a la personalidad como víctima del devenir azaroso de la vida donde quedarán combinadas fuerzas pulsionales, sociales, culturales, etc.
En este devenir puntualiza ocho momentos donde establece distintos conflictos a los que llamará psicológicas y que ordena de la siguiente forma:



Crisis psicológicas
Radio de relaciones
Fases psicosexuales
Sentido
Confianza vs. desconfianza
Persona materna
Oral
Confianza básica
Autonomía vs. Vergüenza y duda
Personas parentales
Anal
Autonomía
Iniciativa vs. culpa
Familia básica
Fálica
Iniciativa
Industria vs. inferioridad
Vecindario, escuela
Latencia
Industria
Identidad y repudio vs. Difusión de la identidad
Grupo de pares
Pubertad
Identidad
Intimidad y solidaridad vs. aislamiento
Amigos, sexo, competencia
Genitalidad
Intimidad
Generatividad vs. Absorción en sí
División del trabajo
Genitalidad
Generatividad
Integridad vs. Disgusto, desesperación
“Humanidad”
“Los míos”
Vejez
Integridad





Dentro del saber psicológico también se encuentra la teoría cognoscitiva de Piaget, que tampoco podrá eludir alguna definición sobre el problema de la enfermedad mental. Piaget concibe un orden universal donde la ciencia está interrelacionada, propone una unidad de todas las cosas biológicas, sociales, psicológicas e ideacionales, por ende cualquier variación en esta unidad producto de alguna desviación cultural o hereditaria es una consecuencia del proceso regular del desarrollo.
Maier al referirse a los criterios etiológicos planteados por Piaget en relación a la conducta humana dice: “Su teoría del desarrollo cognoscitivo en una cadena de supuestos que hayan explicación en dos aspectos diferentes de su teoría del desarrollo: Primero, el crecimiento bilógico apunta a todos los procesos mentales como continuación de procesos motores innatos; y segundo, en los procesos de la experiencia –el origen de todas las características adquiridas- el organismo descubre la existencia separada de lo que experimenta. En otras palabras, no es tanto la maduración como la experiencia lo que define la esencia del desarrollo cognoscitivo.
Al experimentar sus propios reflejos innatos, el individuo se ve llevado a utilizarlos y a aplicarlos, y de ello se desprenden la adquisición de nuevos procesos conductales. Por consiguiente la adquisición de sistemas humanos de organización no es puramente social ni enteramente un resultado de la maduración; estos sistemas se originan más bien en las pautas naturales de vida de un individuo. De acuerdo con las palabras de Piaget, son una ley de la naturaleza. La evolución de la organización cognoscitiva se explica mediante dos supuestos diferentes, surgidos alternativamente por Piaget:
1) La organización y la intervención de los objetos, el espacio la casualidad y el tiempo implica la existencia a priori de pautas definidas del desarrollo intelectual.
2) El intelecto organiza su propia estructura en virtud de su experiencia con los objetos, el espacio, la causalidad y el tiempo y la interrelación de estas realidades ambientales.
Piaget intentará una correlación entre afectividad y estructura lógica, a partir del mismo proceso humano así el afecto y la inteligencia constituirán las dos caras de una misma moneda; Piaget dice: “Ambas están siempre reunidas, como una unidad. Ambas contribuyen a la adaptación del ambiente. La razón y los sentimientos no son facultades independientes, siempre están unidas en los hechos. No amamos sin tratar de comprender y ni siquiera odiamos sin un empleo sutil del juicio”.
Maier sintetiza esto diciendo: “Por lo tanto, la teoría de Piaget descansa en el supuesto de que la personalidad humana se desarrolla a partir de un complejo de funciones intelectuales y afectivas, y de la interrelación de las dos funciones. Los procesos intelectuales orientan al individuo organizado e integrado estas funciones de la personalidad humana”.
Así entonces la idea de salud desarrolladas por Piaget tendrán directa articulación con la idea de equilibrio, el desarrollo humano se efectuará en una serie progresiva de intentos de equilibrar formas (adaptación y acomodación). Cada uno de estos intentos descansará sobre adquisiciones previas que sedimentan a su vez los fundamentos de ulteriores formas.

Si bien pudimos observar que todas las teorías psicológicas se encuentras afectadas por la influencia de las escuelas sociológicas su punto de contacto es débil, centrándola más bien problemática de la salud y enfermedad mental en causales endógenas al sujeto en riesgo de caer en el llamado psicologismo.

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