D) PLATON
Con Platón se puede decir que la
cultura occidental, no solo ya, la historia de las ideas se pone de pie y asume
el rango con el que llega al día de hoy, y eso con una belleza literaria y una
naturalidad expresiva que quizá no supere ningún otro filosofo posterior.
La actitud filosófica de Platón es una
constante, asimilada o combatida, en el pensamiento de la cultura occidental a
todo lo largo de su historia.
Platón, descendiente de reyes y nobles,
es, ante todo, un joven con vocación política, que se orienta hacia la
filosofía, no solo por sus conversaciones con Sócrates, sino por un doble
fracaso práctico: primero, la condena de Sócrates le hace comprender que su
partido no tiene porvenir, segundo, hace dos viajes a Siracusa en Sicilia, para
intentar que el reyezuelo local, Dionisio, y luego su sucesor, Dion (…) lleven
a la práctica su filosofía política, pero fracasa y se puede dar por contento con
volver vivo a Atenas, después de haber sido aprisionado y hecho esclavo en su
retorno (…) entre sus dos viajes sicilianos, Platón había comprado una finca
junto a Atenas, el huerto de Academo, la academia donde estableció su escuela
filosófica y escribió en el dintel esta advertencia: “no entre quien no sepa
geometría” (hoy diríamos matemáticas).
Las doctrinas platónicas:
La superación del
empirismo político:
El origen de la filosofía platónica es político. Pensaba que todos los
sistemas políticos entonces conocido eran incorrectos. Pensaba que un verdadero
Estado debe ser racional y que el Estado racional debe procurar la felicidad de
todos los ciudadanos. Estipuló pues, un estado meritocrático. Las
diferencias provendrían de la necesaria división del trabajo, de los méritos de
cada cual para ocupar determinadas tareas y del gusto de cada uno para
dedicarse a las tareas para las que está dotado. La justicia ha
de buscarse en el encaje entre estado y ciudadanos. El eros
(amor) actúa en Platón cual elemento omniexplicativo. En este caso
concreto, Platón diría que el individuo posee una energía (eros) que se
manifiesta de tres maneras: En su aspecto racional: en cuanto a la voluntad,
rasgada entre los apetitos y la razón, pero debe luchar por servir a la razón,
y en cuanto a los apetitos. De idéntica manera, la Polis posee
tres clases sociales:
- La de los
gobernantes, que son como el aspecto racional del alma y cuya
función es la sabiduría.
- Los
guardianes: que son como la voluntad al servicio de la Polis.
- La tercera
clase: cuya misión es subvenir a las necesidades materiales
de la ciudad.
La justicia: sería el correcto funcionamiento del cuadro
expuesto.
La teoría de las ideas
Para Platón una tarea intelectual importante, tal vez la más importante
del hombre, consistía en distinguir la apariencia de la realidad.
La tendencia platónica consiste en la constante búsqueda de entidades
fijas inmutables, no cambiantes ni sometidas al continuo vaivén de la
generación y de la corrupción. A tales entidades Platón las llama IDEAS y solo
sobre ellas se puede constituir la verdadera ciencia. “Platón captó el valor
decisivo del concepto como clave para entender muchas cosas, empezando por el
conocimiento, pero advierte a la vez la insuficiencia del planteo de Sócrates.
Las COSAS SENSIBLES son individuales, contingentes, cambiantes y, por lo
tanto, no pueden ser origen de una noción universal.
Los CONCEPTOS UNIVERSALES pueden darse en la mente sólo porque existen
esencias o ideas fuera e independientemente del sujeto que conoce y de las
cosas sensibles e individuales.
IDEA: es una palabra inventada por Platón que originariamente hace
referencia a una visión, contemplación o intuición intelectual.
Estas ideas, que son la verdadera realidad, existen en otro mundo, en un
lugar celeste mientras que las cosas materiales e individuales que nos
transmiten nuestros sentidos no son sino meras apariencias pobres reflejos de
lo realmente existente.
Las ideas son paradigmas de las cosas y estas existen en tanto son
participación o imitación de las ideas.
Las ideas son pues esencias existentes de las cosas individuales de este
mundo, son universales, necesarias, inmutables y de número infinito.
Platón admitió al principio ideas correspondientes a valores como la justicia,
la bondad, la belleza (…), luego reconoció las nociones matemáticas (…) y
finalmente la propia dinámica de la construcción lo condujo a afirmar la
existencia de ideas de todo tipo, correspondientes a todas las cosas existentes
inclusive cosas deleznables.
El orden jerárquico va de las ideas menos generales a las más generales,
conformado una verdadera estructura dialéctica (…) hasta culminar en la idea de
“ser” (…) este lugar del ser, este vértice parece llenarlo Platón con la idea
de bien, aunque consideramos más coherente interpretar que la pirámide se
cierra con la idea del ser, y sobre el mismo vértice se ubica la idea del bien
que “está más allá del ser en dignidad y potencia”.
En este sistema quedan excluíos por rigurosa lógica, las ideas de “no ser
y del mal”. El mal sería el no ser (…) y el no ser no es ni puede ser pensado.
EL CONOCIMIENTO: El mundo sensible y mudable no permite según Platón un
verdadero conocimiento, es decir una ciencia, ésta solo es posible respecto del
mundo inteligible, constituido por las ideas eternas e inmutables. En otras
palabras, respecto del primero, sólo cabe el mero parecer opinión o doxa, en
tanto que del conocimiento del segundo surge el verdadero saber, la ciencia o
episteme.
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